RINCÓN del TIBET

Acumulemos esas experiencias que nos alimentan el alma

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Acumulemos esas experiencias que nos alimentarán el alma cuando lo necesitemos

No es por torturarnos, sino justamente por lo contrario, que cabe preguntarnos esas cosas que hacemos nos hace realmente felices, si nos arriesgamos suficiente, si colocamos nuestros esfuerzos en lograr aquello que soñamos… O si por el contrario, nos damos por vencidos con facilidad, dejamos que nuestros miedos tomen nuestras decisiones y simplemente guardamos esos sueños y proyectos en alguna gaveta donde no tengamos que verlos, para que no surjan los reclamos de por qué no hicimos nada al respecto.

No permitamos que el arrepentimiento por haber malgastado nuestro tiempo llegue a nosotros a último momento, cuando ya no podamos hacer nada. Tomemos acciones ahora para vivir esas experiencias la vida que nos gustaría vivir, cada riesgo que asumimos vale la pena, tiene una recompensa, lo peor que puede pasar es que no resulte como esperábamos, pero seguramente algo disfrutaremos de la experiencia y una buena lección hayamos aprendido.

Nos pasamos la vida acumulando esas cosas equivocadas, cosas que solo ocupan espacios físicos, o agregan dígitos a nuestras cuentas. Invertimos nuestro tiempo de una manera muy particular, para lo que realmente nos importa, para lo que nos gusta, nunca le dedicamos el tiempo que deberíamos.

Podemos generar equilibrio en nuestras vidas, a veces es difícil que nos paguen por hacer esas cosas que nos gustan, pero el detalle acá es muchas veces no confiamos lo suficiente en nosotros mismos, como para creer que nos podremos ganar la vida con lo que nos hace vibrar.

Tenemos la idea equivocada de que la vida tiene que estar cargada de sacrificios, que si no nos esforzamos de manera sobrenatural por conseguir lo que queremos nunca estará a nuestro alcance y obvio que esta idea puede dar miedo, puede paralizar a cualquiera pensando que necesitará desangrarse para llegar a donde quiere y ante el miedo a a fracasar, prefiere no actuar y llenar su vida de excusas.

La vida es mucho más sencilla, más relajada, no tenemos que perdernos o sacrificarnos o sufrir por esas cosas que nos gustan, todo comienza por detenernos y ver cómo estamos invirtiendo el presente y hacia dónde creemos ir con lo que estamos haciendo.

Realmente trabajar 12 horas al día y dedicar unos minutos a la familia es lo que queremos? Quizás podemos acotar esto y decir lo haré por un par de años y luego podré tener más tiempo para hacer lo que quiero, pero la mayoría de las veces no podemos salir con facilidad de ese esquema, adquirimos mayores responsabilidades, queremos más cosas materiales, tenemos personas que dependen de alguna manera de nosotros… en fin, nos vamos encerrando cada vez más en algo que en definitiva dista de lo que quisiéramos vivir.

Equilibremos nuestra vida, acumulemos experiencias, sonrisas, momentos gratos, no posterguemos ese viaje, no dejemos de montarnos en esa montaña rusa, no pensemos que es tarde para dejar un mal hábito, o para llamar a esa persona que siempre quedamos con las ganas de perdonar u ofrecerle nuestras disculpas, hablemos con cualquier desconocido en la calle, es nutritivo escuchar a alguien que no conocemos… Encarguémonos de que cuando nuestra vida se nos pase por el frente como una película proyectada, podamos sentirnos orgullosos de las vivencias, de las locuras, de la resiliencia y que todo eso prevalezca sobre cualquier sabor amargo que nos haya dejado el miedo, la postergación, la falta de voluntad o la falta de interés.

Construimos nuestra vida minuto a minuto y siempre podemos darnos la oportunidad de comenzar a construirla de la manera que queramos.

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