RINCÓN del TIBET

A veces uno sabe que se va a estrellar y aun asi acelera

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A veces uno sabe que se va a estrellar y en lugar de frenar, acelera

Muchos de nosotros podemos sentirnos identificados ante con esta afirmación, que a veces parece más una demostración de masoquismo que de valentía. Sí, ciertamente en algunas oportunidades podemos contar con muchísimos indicios que nos lleven a pensar que vamos a salir un tanto accidentados de una situación, sin embargo algo en nuestro interior insiste en intentarlo, en correr el riesgo y esto no es otra cosa diferente a lo que llamamos: esperanza.

La esperanza se asocia a la capacidad que tenemos de restarle valor a elementos tangibles para abrirle paso a cosas más subjetivas. No importa cuántos indicadores tengamos de que los resultados no serán favorables, pero si hay algo que aun desea apostar, no nos iremos lisos del juego.

A veces queremos obtener un resultado específico, pero la misma predisposición que tenemos, nos hace obtener lo contrario, es decir, podemos querer algo, pero estar convencidos de que lo contrario ocurrirá y por lo general nuestra mente se invade justamente de lo que tememos, en lugar de lo que queremos y terminamos por materializar justo lo que predomine en nuestra mente y terminamos diciendo, que debemos darle más importancia a la razón. No logramos percatarnos de que quizás hemos influido de manera considerable a través de nuestros pensamientos y decisiones en los resultados obtenidos.

Lo cierto es que quedarse con las dudas o con las ganas duele más que cualquier  estrellada que nos podemos dar. Total, si nos hace feliz así sea por un instante, siempre valdrá la pena. Sigamos nuestros instintos, vayamos tras nuestros sueños, no importa si a veces terminemos estrellados, esto servirá de experiencia, y de las otras veces que lo intentemos, algunas de ellas saldremos ilesos.

La vida es para terminarla y decir: Uff qué clase de experiencia, hice y deshice, corrí, me caí, volé, me estrellé, amé, me entregué, sufrí, me divertí… No dejé nada por fuera. La vida es como estar en una heladería con muchos sabores, hay quienes prueban un helado y siempre comen el mismo, una y otra vez y lo disfrutan como la primera vez, inclusive ignorando por completo el resto de la gama… Hay quienes van probando de cada uno y al final pueden decir con mayor propiedad, éste me encantó, éste no lo volvería a comer, éste sin aquel no es nada… y el que siempre elegiría sería…

Sea como sea que decidas vivir, asegúrate de disfrutar. Si aceleras y te estrellas, es parte del riesgo, pero piensa que a veces puedes estar equivocado y no necesariamente el desenlace sea la estrellada.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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