RINCÓN del TIBET

A veces no estamos preparados para encontrar lo que buscamos

preparados

A veces buscamos lo que aún no estamos preparados para encontrar

Esto nos pasa con mucha frecuencia y a través de muchos matice y no podemos negar, que mientras no estemos preparados para entenderlo, podemos sentirnos realmente frustrados. Así que vamos a tratar de hacer un análisis que nos permita comprender que más allá de lo que nosotros creemos estar preparados, hay algunos factores que deben estar alineados para alcanzarlos.

El análisis parte de que somos responsables de absolutamente todo lo que ocurre en nuestra vidas, así que desde el principio descartaremos todos los factores externos que podemos pensar que influyen en nosotros, como lo son la suerte, el destino, la situación país, nuestra crianza, nuestra religión, nuestro sexo, nuestra posición económica… Porque si bien es cierto que algunas o quizás todas sean reales, la verdad es que solo van a influir en nuestras vidas si creemos que es de esa manera. Así que si no lo pensamos, tratemos de imaginarnos que todo lo que nos ocurre, lo creamos nosotros.

Ahora bien, cuando buscamos algo, debemos tener claro que estamos preparados para conseguirlo y para ello, lo primero que tiene que ocurrir es que nos sintamos realmente merecedores de aquello que buscamos. Y es aquí donde normalmente nos caemos.

Por lo general estamos preparados para decir, me merezco el mejor trabajo, me merezco la mejor pareja, me merezco el mejor carro, me merezco el mayor crecimiento, en fin, bien sean cosas materiales o intangibles, quizás podemos decir y hasta pensar que nos las merecemos. Lamentablemente, hay muchas vocecitas en nuestra mente que nos hablan de otras cosas, que manejan otro discurso y hasta le hacen bullying a esa parte positiva que se siente merecedora.

Estas voces hablan siempre de limitaciones, nos llenan de dudas y de miedos, nos recuerdan los errores, nos contabilizan los fracasos, nos dicen que no somos suficientemente buenos, atractivos, inteligentes, emprendedores, amorosos, tolerantes… que no importa ni siquiera hacer el intento, porque fracasaremos y que eso es lo único claro y para vivir con otro fracaso a cuestas, es mejor despedirse de los sueños.

Y así, muchos deciden actuar por inercia, acostumbrándose cada vez más a esa zona de confort, que dentro de todo no está tan mal, es segura, no tengo que demostrar nada, no tengo muchas oportunidades de fallar y no espero mucho más de mí ni de mi vida.

De esta manera muere la posibilidad de encontrar lo que buscamos, de esta manera mueren los sueños incluso antes de nacer y así nos negamos la posibilidad de experimentar más de la vida, quizás corriendo un mayor riesgo, pero con posibilidades de ganar muchísimo más. No importa que no nos salga bien, lo importante es dar pasos, movernos, buscar, pero especialmente eliminar de nuestra mente cualquier limitación, porque son justamente las dudas y los miedos los que forman las barreras más altas entre el lugar donde estamos y donde nos gustaría estar.

En el momento en que callemos las voces que nos limitan y decidamos realmente confiar en nosotros y en que la vida siempre quiere para nosotros lo mejor, es cuando comenzaremos a decidir sin miedos, sino con fe, con fe en que tenemos lo necesario para hacer lo que queramos, para llegar a donde queremos estar y que solo debemos hacer de nuestra mente una liada del corazón y no su enemiga.

Solo cuando estemos preparados, recibiremos lo que buscamos.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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