No le des largas a una situación que te hace sufrir
Muchas veces nos sometemos a situaciones que nos hacen daño por un tiempo prolongado de manera innecesaria, por lo general esperando que las cosas cambien, que nos deje de doler, que ocurra un milagro o nos armemos de valor para tomar decisiones que nos saquen fuera de esa dinámica.
No podemos vivir presos del sufrimiento o del miedo, todos sabemos en el fondo cuándo ha resultado suficiente, cuándo debemos cortar una situación y asumir las consecuencias, aunque eso nos genere mucha incomodidad. Debemos sacar ese coraje que llevamos dentro, armarnos de valor y saber que es preferible un dolor transitorio a someternos a un sufrimiento permanente.
Todos podemos darle el enfoque que nos resulte más conveniente a nuestras adversidades y podemos procurar no darle una connotación negativa a las consecuencias, sino más bien encontrar todas las ventajas que vamos a obtener al salir de una determinada situación que no nos hace bien.
Evidentemente hay resultados que uno no desea, que no se proyectó para eso, que trabajó e invirtió para que las cosas tuviesen un rumbo diferente, pero no siempre las cosas resultan como queremos. No podemos forzar las cosas porque nunca darán resultados óptimos sostenibles en el tiempo.
Aprendamos a darle la cara a las cosas observando el lado amable, agradeciendo lo aprendido, agradeciendo nuestro crecimiento y lo que representó para nosotros, pero oportunamente dejar ir lo que nos resulta contraproducente, lo que nos hace sentir mal, lo que nos lleva a menos.
La vida es ahora y no podemos permitirnos desperdiciarla o vivirla de manera equivocada, debemos procurar garantizar nuestra paz, amarnos lo suficiente de manera tal de no permitir nada que nos perjudique, no extender en tiempo o dimensiones lo que nos daña.
Escuchemos a nuestro corazón, aprendamos a darnos oportunidades de vivir de una manera diferente, reconozcamos nuestro valor y establezcamos de la mejor manera posible los límites que preservarán nuestra seguridad, nuestra autoestima y nuestra armonía.
Nadie podrá cuidarnos como debemos hacerlo nosotros, si no somos capaces de preservar nuestra integridad, extrañamente alguien lo podrá hacer por nosotros, así que estemos atentos, sin estar predispuestos, a lo que le damos acceso a nuestras vidas y por cuánto tiempo permitimos que se establezcan en ella.
Nuestra vida es un regalo y no vale la pena vivirla sufriendo, el sufrimiento es una elección de nuestra mente, nada tiene que ver con nuestra naturaleza, así que no le demos largas a nada de lo que nos haga sufrir.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet