Muchas veces es preferible tomar el riesgo a quedarse con las ganas
La vida pasa en un abrir y cerrar los ojos y aunque pueda ser un tanto atemorizante dar el primer paso para algo, es preferible enfrentar ese miedo por el riesgo, a quedarse con las ganas y con la duda de lo que hubiese pasado de haber actuado.
Las oportunidades son para crearlas y para aprovecharlas… sí, algunas de las que tomamos no resultan cómo esperábamos, lo cual nos puede actuar de manera más cautelosa cuando nos enfrentamos posteriormente a una situación en la que algo pongamos en juego, pero es esta duda la que hace interesante el juego.
Si apostáramos siempre por el favorito de la carrera a sabiendas de que va a ganar, se perdería la emoción de la apuesta y con ello el riesgo no existiría. Es justamente el no saber los resultados lo que mantiene nuestra atención durante la apuesta.
Nos pasamos muchas veces esquivando los riesgos que nos hace liberar adrenalina, endorfinas… hormonas que nos hacen vibrar ante lo nuevo, ante lo desconocido, precisamente por miedo, por no atrevernos, por no saber si vamos a fracasar en nuestro intento, por decepcionar a los que confían en nosotros. Pero soltemos los miedos, que con ellos de influencia, nada resulta atractivo.
Siempre encontraremos excusas, la edad, la posición económica, el físico, lo que hay que aprender, el esfuerzo requerido, la falta de tiempo, en fin, tomaremos de escudo y colocaremos de barrera entre nosotros y aquello que nos gustaría experimentar cualquier actitud limitante que nos haga inalcanzable la experiencia.
Porque prácticamente todo, las expectativas de los demás, el orgullo, el miedo al ridículo o al fracaso se desvanece frente a la muerte, dejando sólo lo que es verdaderamente importante. Recordar que vas a morir es la mejor forma que conozco de evitar la trampa de pensar que tienes algo que perder. Ya estás desnudo. No hay razón para no seguir tu corazón. ― Steve Jobs
Las limitaciones solo las definimos nosotros, inclusive para quienes tienen un espíritu que supera todas las barreras de la mente, lo que sería absolutamente paralizante para otros, se convierte en su motor, en su impulso, en justamente lo que los catapultan a estar donde quieren estar.
Escucha a tu corazón, él te guiará por el mejor camino, para diferenciar si es tu ego o tu corazón quien se manifiesta, siente tus emociones y verifica si tus decisiones no le generan a otros algún daño. Aprovecha tu vida y procura tomar riesgos para que nunca te quedes con las ganas!