Y esos fueron mis intentos… Cuídate y sé feliz
La decisión de marcharme ha sido sin duda una de las más complicadas que me ha tocado tomar, la esquivé y me negué a ella por mucho tiempo, sin embargo, hoy que no doy vuelta atrás, lo hago con la plena seguridad de que es lo más acertado que he hecho desde hace mucho.
No voy a decir que estar contigo resultó en una pérdida de tiempo, porque si eres feliz en algún momento junto a alguien, ese vínculo ha valido la pena, sin embargo, fue desgastante el proceso. Soy de las que piensa que nadie se cruza en nuestras vidas de manera aleatoria, que no nos relacionamos con las personas que queremos tener, sino con las que necesitamos.
Las personas que atraemos a nuestras vidas tienen mucho que ver con lo que llevamos dentro, con nuestra manera de dar y las pautas que tenemos al recibir. El estar a tu lado me enseñó muchas cosas, pero la más importante es que no podemos amar a nadie más de lo que nos amamos a nosotros mismos, porque nos exponemos demasiado a resultar lastimados, por no saber establecer límites, por ser condescendientes ante las faltas y justificar las heridas que nos puedan propinar.
Una vez que abres los ojos, es imposible volver a cerrarlos, no es viable, si se posee algo de sanidad mental, permitirnos obviar detalles que nos afectan y restan bienestar. Debemos tomar medidas al respecto y eso lo aprendí quizás de la manera menos delicada, pero obtuve lecciones que me acompañarán el resto de mi vida.
Me voy y no te niego que me duela, pero lo hago en paz, conforme con lo que di, con haber corregido actitudes que no resultaban favorables para nuestra relación, conforme con haber crecido a tu lado, con haber intentado y agotado todas las opciones para permanecer a tu lado.
Las cosas forzadas no resultan, tampoco podemos obligar a nadie a querernos como esperamos, se supone que debemos aceptar a las personas tal y como son, pero si se trata de construir un camino juntos, debemos ser capaces de engranar con quien hemos elegido para ejecutar el mismo proyecto.
Todos tenemos defectos, pero no podremos negociar lo que vaya en contra de nuestro bienestar, de nuestra dignidad, de nuestro desarrollo y en este caso, las cosas a las cuales nunca pude adaptarme robaban mi energía vital, me desgastaban a tal punto de dudar de mí misma. Pero todo tiene su momento y el mío de decir basta y adiós, finalmente llegó.
Te agradezco por haber compartido parte de tu vida conmigo, agradezco la experiencia y sobre todo la oportunidad de conocerme y demostrarme a mí misma que yo pongo los parámetros de lo que quiero en mi vida y si algo o alguien, luego de intentarlo sigue sin ajustarse a lo que deseo, puedo dejarlo ir sin remordimientos y en esta oportunidad ese alguien eres tú.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet