Transforma cada queja en un pensamiento positivo
Es muy cierto que no todos los días enfrentamos nuestra vida con la mejor disposición, algunas veces la nostalgia, la depresión y la inconformidad nos recibe al amanecer, es natural, es una conducta casi aprendida desde la niñez a la cual se suman todas las preocupaciones que conlleva el ser un adulto más o menos responsable.
La filosofía del vagabundo se apoya en la no necesidad de nada y el buen talante de aceptarla sin queja alguna. Camilo Sela
Sin embargo, si bien es normal este tipo de emociones, lo que si no debe hacerse costumbre es la manera en la cual las aceptamos, las hacemos pensamientos negativos y derivan en acciones, que obviamente no generan los mejores resultados, pues accionar desde la insatisfacción, el malestar y la negatividad, no trae más que más obstáculos.
A todos nos pasa que algunas veces no estamos en un buen momento, y justo en esa etapa nos pasa de todo, las rupturas, las decepciones, lo que llamamos la “mala suerte” parece haberse encantado de nuestra compañía, no nos damos cuenta que no es cosa de supersticiones, sino de la simple y poderosa energía del pensamiento.
Nadie se queja de tener lo que no se merece. Jane Austen
Pues tenemos la potestad de cambiar eso, de dejar de entregarnos a las quejas, a las insatisfacciones, a las detracciones humanas que generan grandes influencias, y comenzar a transformar nuestro entorno desde el interior de nosotros mismos, ¿Cómo?… teniendo un poco de confianza y optimismo, en que nada dura para siempre, todo depende del enfoque que le damos a las circunstancias.
Si nos proponemos transformar cada queja en un pensamiento positivo, nos daremos cuenta como de forma natural y fluida las cosas comienzan a tomar su curso y a fluir, se destraban, avanzan, simplemente surgen. No se trata de magia o de algo fenoménico que va a desaparecer nuestros problemas y a resolver cada queja de nuestra vida, se trata de valorar las capacidades en lugar de enaltecer las limitaciones.
Cada queja que llegue a nuestra mente, antes de hacerla palabra, procuremos dar vuelta a su intención, bien sea por un agradecimiento, por el intercambio de algo bueno y hermoso que si tenemos, que no nos hace falta y que quizás no hemos valorado la suficiente, y nos daremos cuenta de lo que no estamos viendo, o que las quejas son capaces de ocultarnos sobre nuestros mejores momentos en la vida.
El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas. William Ward
Es menester no ser víctimas de nuestra propia negatividad, dejar de atraer malas influencias, emociones tóxicas y sensaciones ajenas que se suman a las propias, por el contrario, saca provecho de cada queja, pues su llegada te permitirá apreciar algo de tu vida. Mantén este simple ejercicio y verás tu propio poder manifestarse intensamente.
Por: Marvi Martínez – Rincón del Tibet