Reconcíliate con tu vida y verás cómo lo mejor viene a ti
Cuántas quejas de nuestra vida, mientras las dejamos pasar, por qué parece ser una condición humana la inconformidad? La mayoría de las personas se enfoca siempre en lo que le falta, en lo que no ha alcanzado, en lo que le gustaría, en lo que perdió… Cuando por lo general tenemos tantos motivos para agradecer, para sentirnos plenos y bendecidos.
Debemos entender que la felicidad no depende de las condiciones o situaciones, depende de nuestra actitud ante la vida. Si tenemos una actitud poco apreciativa, despectiva, de menosprecio y de resentimiento en nuestra vida, sencillamente nos perderemos de sus maravillas.
No podemos estar viviendo nuestra vida postergando la felicidad, porque la vida es esto, no hay más, es el despertarse para agarrar fuerte una nueva oportunidad que nos fue dada, es mirar a la gente que queremos a nuestro alrededor, es ese olor a café en las mañanas que despierta nuestros sentidos, es caminar hacia lo que queremos, pero con la atención plena en el camino, en nuestro día a día, en nuestra rutina que muchas veces nos parece fastidiosa, pero que si cambia extrañaremos…
Tener una actitud positiva ante la vida es la forma de realmente disfrutarla en pleno, por el contrario si nos lamentamos con frecuencia, todo el tiempo queremos algo diferente a lo que queremos, idealizamos y nos frustramos seguramente nuestros pensamientos predominantes serán: Qué desgracia de vida, tanto esfuerzo y nunca llego a donde quiero, nunca tengo tiempo para mí, nunca tengo tiempo para descansar, los niños me consumen mi tiempo, cuando yo tenía tal cosa mi vida era diferente, si no tengo aquello no me siento bien, si al menos estuviese sano, en fin, hay millones de pensamientos que desvirtúan la vida en su esencia y nos encadenan a un sufrimiento innecesario.
Lo que debemos hacer en mayor o menor medida es reconciliarnos con nuestra vida y apreciar, centrarnos en lo bueno. La felicidad por lo general la sentimos a destiempo… era feliz y no lo sabía, es raro que nos demos cuenta de ese estado en el momento… de hecho muchos de los momentos de los cuales tenemos grandes expectativas de que nos generarán una gran felicidad, resultan normalísimos y esa expectativa deja un sabor medio frustrante porque las emociones no fueron lo que esperábamos.
Pero por qué nos cuesta tanto apreciar el momento? Por qué no disfrutamos de todo lo que vivimos, por insignificante que sea, hacernos conscientes de que todo es transitorio es vital, saber que nuestros hijos crecerán y mañana extrañaremos hasta que nos despierten en la madrugada porque están asustados, que nuestro cuerpo cambiará y no tendrá la misma vitalidad para escalar ese camino, que las personas que queremos eventualmente partirán, en fin que todo cambiará y no se trata de vivir con miedo o tristes porque todas las bendiciones que tenemos pueden cambiar, se trata de entender que el momento para apreciar las cosas es ahora, no hay otro…
En cada paso tendremos cosas iguales, parecidas o súper diferentes que apreciar, los escenarios cambiarán, los rostros cambiarán, pero lo que debemos mantener es los ojos abiertos ante todas las maravillas de la vida, porque aún los momentos más fuertes, los dolores más grandes son los que nos fortalecen, nos hacen crecer y hasta nos definen. Reconcíliate con tu vida y observa, aprecia y agradece, si te fijas en el punto negro sobre la hoja blanca, seguramente en menos de lo que imaginas el negro será el color que predomine. Si no permites que el punto negro te afecte sino que lo ves como parte de un todo, éste será irrelevante totalmente y habrás comprendido el arte de la felicidad.