Qué hay detrás de una segunda oportunidad?
Muchas veces la vida nos permite encontrarnos frente a frente ante una situación que de una u otra forma representa para nosotros una segunda oportunidad. Bien sea de una relación de pareja, de una oportunidad laboral, de reconstrucción de un país, de comenzar de nuevo…
Cuando hablamos de oportunidades, se entiende que se trata de algo potencialmente bueno, de lo cual podemos sacar un provecho sustancial a fin de resultar beneficiados y beneficiar a todos o al menos la mayoría de los involucrados.
Asumir una segunda oportunidad
Considerar estos puntos nos acercará a lo que queremos:
Ser conscientes de para qué queremos esa oportunidad, realmente queremos vivir una experiencia que nos pone de cara a algo conocido, que por algo dejó de ser, hemos crecido, hemos entendido y decidido que esa segunda oportunidad es para hacer las cosas de una mejor manera y generando bienestar? Es conveniente? De dónde parte el deseo de la segunda oportunidad? De mi crecimiento, del reconocimiento de mis errores, de la certeza de poder hacer las cosas de una mejor forma o de mi ego?
Aprender de las experiencias pasadas, sin necesidad de engancharnos en el pasado o culpabilizarnos por lo ocurrido, debemos tomar toda la data para procesarla y sacar de allí lo necesario, que nos permita ampliar y mejorar nuestro criterio para tomar decisiones y actuar en general.
Rescatar lo positivo, considerando la experiencia podemos filtrar las cosas que fueron exitosas, aquellas cosas que se pueden seguir aplicando o aquellas que bajo ciertos ajustes pueden resultar en provechosas.
No tener ánimo de venganza, muchísimas veces deseamos tener el control, deseamos una segunda oportunidad, solamente para satisfacer nuestro ego, por una necesidad de venganza, algo por ejemplo como: “Solo quiero que vuelva conmigo para hacerle sentir lo que yo sentí”, “solo quiero estar en ese cargo para excluirlos como lo han hecho conmigo”, “me gustaría ver qué siente cuando yo sea quien lo deje”. Esto no es sano, una revancha no es la mejor manera de asumir una segunda oportunidad.
Evitar cometer los mismos errores, cuando se nos otorgan segundas oportunidades es imprescindible saber las fallas del pasado para no volverlas a cometer. Muchas veces por ejemplo ofrecemos o nos ofrecen unas disculpas generales, sin saber a ciencia cierta el porqué “deben” o “debemos” ofrecer una disculpa, es necesario identificar lo que genera agravio, malestar o inconformidad, para poder tomar las medidas necesarias.
Pensar que las oportunidades son limitadas, no pensar que como tenemos esa segunda oportunidad podremos tener una tercera, cuarta… vigesimoquinta… Muchas veces solo tenemos un chance, algunas veces tenemos una segunda oportunidad de afrontar una situación parecida, porque a ciencia cierta todo es tan cambiante e impermanente, que al menos una variable diferente encontraremos en esa oportunidad. Aprovechar esa segunda oportunidad como si fuese la última es lo más recomendable, porque probablemente así sea.
Recordar los motivos que nos llevaron a querer una segunda oportunidad, muchas veces cuando estamos nuevamente ante una situación conocida, queremos salir corriendo o decimos con razón no funcionó a la primera, en estos momentos es bueno tomar un respiro y considerar los argumentos que nos dimos al desear una segunda oportunidad.
Aceptar cuando no funciona, a veces somos un poco testarudos y nos negamos a aceptar que definitivamente no importa cuántas oportunidades tengamos para realizar algo, siempre obtendremos un resultado que refleja que no está bien, que no funciona, que no es. En este caso soltar y liberarnos es lo más recomendable.
Si la vida te presenta una segunda oportunidad, tómala desde tu esencia, desde al amor, el perdón y la voluntad de hacer las cosas de una mejor manera. Probablemente esta sea la definitiva, asúmela desde el corazón.
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