Miedo a la muerte y cómo afrontarlo

Pues sí… Lo único seguro es la muerte, en este caso resulta muy incómodo temerle, sí, puede ser normal, por todo lo que ello implica, nadie a ciencia cierta tiene conocimiento de qué pasará en ese último momento en esta vida…

Será cierta la teoría de que reencarnamos en otro cuerpo en algún otro momento? en este caso, en cuál otro momento? Y qué pasa en ese mientras tanto, siendo el “mientras tanto “, una frase ajustada al tiempo… Tendrá el tiempo algún papel luego de la muerte?… O será cierta la teoría de que vamos a un juicio y en función de nuestro comportamiento vamos al cielo o al infierno… Quizás quedamos en una especie de stand by mientras nuestro salvador resucita para así hacerlo también nosotros…  Muchos otros escenarios, muchas otras teorías, muy poca certeza y escaso conocimiento.

Si nos vamos a lo menos filosófico y nos centramos en esta vida como nuestra única realidad, también podemos enfrentar el miedo a la separación de nuestros amores, al partir nosotros o al partir ellos, enfrentar que trabajamos mucho para llevarnos nada, enfrentar que dejaremos personas que nos necesitan, personas que quizás dependan de nosotros y sí bien es cierto que ninguno de nosotros es imprescindible, también es cierto que hay muchos roles que quisiéramos poder llevar eternamente, vivos preferiblemente.

En ocasiones, el miedo a la muerte puede exacerbarse, esto puede tener varias causas: Vivir la muerte de un familiar cercano o cualquier ser querido, el estar enfermo, el haber presenciado tragedias naturales o haber estado en una situación que haya puesto en peligro la vida propia o de alguien cercano. La fragilidad de la vida es un hecho, hoy estamos acá y mañana no lo sabemos… Concientizar la muerte nos puede hacer pasar momentos de mucha lucidez o momentos muy angustiantes, cuando le prestamos mucha atención y nos aterroriza su llegada podemos hacernos mucho daño.

Herramientas para liberarnos del miedo a la muerte:

Decide cómo disfrutar tu vida, es cierto que todos moriremos, pero dejemos que pase cuando vaya a pasar… No es necesario estar atentos a la llegada de la muerte, nuestro cuerpo se estresa y eso hace que no funcione tan bien como normalmente puede hacerlo y ahí sí nos estamos restando calidad de vida e inclusive tiempo.

Acepta que la muerte es una etapa de desenlace de esta vida, algo natural, que todos llegaremos allí, pero lo que realmente importa es cómo vivimos, cuánto amamos, cuánto dimos, cómo nos recordarán y cómo aprovechamos nuestro tiempo acá.

Adopta una teoría tranquilizante de lo que ocurre luego de nuestra muerte, algo que te llene, que te dé esperanzas, no un consuelo de tontos, sino algo en lo que puedas tener fe y que resulte enriquecedor y tranquilizante en tu pensamiento.

Asegura dentro de tus posibilidades la estabilidad de las personas que dependen financieramente de ti, no está de más contratar una póliza de vida, para que eventualmente puedan hacer uso de ella las personas que quieras proteger ante diversos escenarios, o bien dar en vida lo que quisiéramos ofrecerle a esas personas, independientemente de cuándo dejemos de verlas.

No dediques más tiempo del necesario pensando en la muerte, no verifiques tu pulso a ver si no te ha venido ya a buscar, estás vivo! Aprovecha el tiempo, el miedo a la muerte solo te fastidiará el tiempo acá. Imagina que estás en una fiesta buenísima  y en algún momento alguien pasará por ti… Pues disfruta hasta que suene el teléfono, no estés en la fiesta pensando que en cualquier momento te llamarán porque estarás desperdiciando el tiempo, tu diversión y tu paz.

Cuando te cruce por la mente la muerte como algo atemorizante, utilízala como impulso, dale la vuelta y salta sobre ella. Que saber que en algún momento dejarás de estar sea tu mejor excusa para vivir al máximo! Cómo diría Steve Jobs:

Recordar que uno va a morir es la mejor manera que conozco para evitar la trampa de pensar que hay algo que perder. Ya se está indefenso. No hay razón alguna para no seguir los consejos del corazón.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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