RINCÓN del TIBET

Los que viven en paz son los que piden perdón, saben perdonar y son perdonados

Los que viven en paz son los que piden perdón, saben perdonar y son perdonados

Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza. Laurence Sterne

 

El perdón no es un acto sencillo para muchas personas, no desde el corazón, no el verdadero perdón, ese que va ligado al olvido y a la trascendencia de la causa que motivó el malestar.

Generalmente nos quedamos atados a las situaciones dolorosas, incluso mucho más tiempo y con más rapidez que aquellas que nos causan alegría o dicha, quizá tenga que ver con la continua necesidad de sufrimiento o del intenso sentir de la nostalgia, el caso es que en la mayoría de los casos, perdonamos, pero no lo hacemos sinceramente, simplemente transferimos el dolor de la otra persona a nosotros mismos, y esa pena continúa torturándonos muchas veces, aunque neguemos encarecidamente que perdonamos pero no olvidamos…es simplemente una manera de sufrir, o es que recordar el daño y quién lo hizo, permanentemente no es sufrir?

Cuando surge la necesidad del perdón, debemos evaluar si realmente hemos superado lo sucedido, si hemos aceptado el dolor que nos causó y si nos sentimos capaces de dejarlo atrás, en todos los sentidos, no dejarlo guardado en un rincón del equipaje para retomarlo de de vez en cuando, el perdón verdadero se abandona, se supera, se es realmente compasivo y se puede seguir adelante.

“Puedo perdonar, pero no olvidar”, es sólo otro forma de decir, “No puedo perdonar.”. Henry Ward

 

La vida nos enseña de maneras curiosas, especialmente cuando somos lo bastante soberbios para no asimilar lo que se muestra ante nuestros ojos, en algunas ocasiones resultan un tanto rudas las maneras que nos hacen aprender, comprender y trascender las cosas, de hecho la mejor manera de aprender a perdonar consiste en la necesidad que tenemos en algún instante de nuestra vida, de ser perdonados nosotros mismos.

Vivimos y padecemos en carne propia, el malestar de la culpa, del remordimiento, de la esperanza perdida ante la confianza traicionada, y queremos ser perdonados, lo necesitamos, pero de corazón, desde la profundidad del amor y en algunos casos no sucede de esa manera, perdonar y ser perdonado puede que no represente un cambio significativo en tu vida, hay personas que dicen poder vivir eternamente con un resentimiento pero que jamás perdonarán, ocurre que el veneno de este acto supremático, simplemente se va colando muy despacio y pretendiendo que con nuestra incapacidad de perdonar causaremos sufrimiento al otro, no nos damos cuenta que nos herimos principalmente a nosotros mismos.

A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho. Jacinto Benavente

 

Aprende a perdonar y seguir adelante, entiende que en el camino en algún momento será tu caso, tu situación y que nada provechoso se obtiene del resentimiento, más que amargura y tristeza, no decidas cargar con este peso, lo que más duele más vale afrontarlo cuanto antes y dejarlo ir pronto…

 

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