La soledad puede ser la mejor compañía
Durante estos días me ha llamado poderosamente la atención, la cantidad de personas que me escribieron por privado, algunas conocidas y otras que como con ustedes, predomina este canal de comunicación, manifestando su incomodidad de estar solos.
Lo cierto es que el sufrimiento por la soledad es una elección, todos podemos hacer de cada situación vivida un drama particular, tan grande, tan extenso, que puede ser una muy buena fuente de dolor y sufrimiento. Pero también podemos decidir quitarnos el traje de víctimas y cambiar radicalmente nuestra situación y aunque suene radical, nuestra vida.
Quizás sea importante preguntarnos por qué estamos solos, porque esto usualmente también es una elección consciente o inconsciente. Normalmente siempre tenemos a alguien que nos quiere, que nos cuida y si no es así, no tenemos que torturarnos por ello, sino que si es importante para nosotros sentirnos amados, comencemos a sembrar ese amor que queremos de vuelta.
Entendamos que lo que hemos hecho hasta ahora no lo podemos cambiar, pero sí podemos dar un giro importante a la soledad de ahora en adelante. Y lo principal que debemos hacer es valorarnos, amarnos, dejar de criticarnos y dejar atrás toda la carga que no nos permite avanzar, ni sembrar nuevas semillas entre tantas hierbas improductivas.
La soledad no nos afecta cuando:
Nos amamos y nos valoramos, la soledad deja de ser un problema, no nos sentimos poco merecedores de afecto, ni de compañía y comenzamos a darle sentido a los momentos que pasamos con nosotros mismos, sin verlos como penitencias o castigos.
Dejamos de criticarnos, estamos permitiendo la conexión que todos tenemos con una fuente ilimitada de amor, de prosperidad, de alegría, nos estamos viendo con los ojos del corazón y desde allí comenzamos a manifestar las cosas más bellas en nuestras vidas. Mientras que cuando nos criticamos y juzgamos, estamos colocando una barrera entre lo que queremos y nosotros.
Dejamos atrás cualquier cosa que represente una carga, ojo que no hablamos de responsabilidades, que si no nos agrada tanto cubrirlas, debemos intentar cambiar el enfoque, hasta que resulte placentero asumirlas, pero nunca dejarlas por comodidad.
Nos referimos a aquellas cargas emocionales como el rencor, la culpa, la necesidad de vengarnos, la envidia, la soberbia, el egoísmo… Todo esto y más, nos paraliza, no nos deja avanzar, nos crea una bola gigante de creencias y pensamientos negativos, que no hacen más que definir nuestras vidas. Soltar esa carga, es darnos una nueva oportunidad de crear la vida que queremos.
No te lamentes por la soledad, aprende a disfrutarla y cuando ames estar contigo, verás que irremediable e irónicamente, te costará estar en una relación….
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet