El interés, la atención y las ganas deben existir de ambos lados
Las relaciones que mejor funcionan son aquellas que se forman y se mantienen equilibradas en cuanto a intercambio, reciprocidad e inversión se refiere. Cuando una de las dos partes se le nota mas el interés, que está aportando más de lo que siente recibir, comienzan las frustraciones, el desánimo y paulatinamente se va apagando el interés en seguir aportando.
Algo importante que resulta conveniente evaluar es el hecho de que cada quien tiene una forma particular de ser y por ello tendrá una manera única de dar y quizás lo que alguien considera abundante, alguien más lo considera escaso. De cualquier manera, ambas personas deben sentirse cómodos en su intercambio mientras están unidos por un nexo sentimental.
El interés es primordial, es preferir estar con alguien, el demostrar atención, el recordar en ausencia, el prestar atención a los detalles y procurar siempre aportar en la vida del otro, normalmente no genera confusiones para quien recibe la atención. De la misma manera la ausencia del mismo, se nota a la distancia, tan grande como esa que se va formando entre las personas afectadas por la falta de interés.
Una manera segura de decepcionar es no mostrar el interés que tenemos por la otra persona, el no prestar atención, el no demostrar ganas, la otra persona puede seguir en un intento de sumar a la relación, sin embargo, los rechazos, las negativas, las ausencias, la indiferencia y la distancia van generando barreras que será complicado derribar.
El que para alguien sea indistinto estar o no con otra persona o bien la vida como tal de esa otra persona, con sus sueños, con sus intereses, con sus tropiezos, es un indicativo de que no aprecia la cercanía de esa otra persona, de que es muy egoísta como para considerar la vida de alguien más como foco de atención o que tiene una pobre y quizás nociva manera de amar.
El amor no se trata de cantidad, sino de calidad, si alguien nos ama a medias, si alguien nos ama tibio, si alguien nos ama solo cuando estamos felices, si alguien nos ama de a ratos, ese alguien no merece nuestra completa atención. Todos y cada uno de nosotros se merece un amor completo, un amor grande, un amor cálido, un amor que nos ame con nuestra luz y con nuestra oscuridad.
No nos conformemos con menos de lo que nos merecemos, no carguemos una relación a cuestas aportando por los dos, porque no resulta sano, resulta desgastante y nadie lo va a valorar sinceramente. Nuestro amor tiene un valor incalculable, dediquémoslo a quien lo quiera, lo sepa cuidar y esté dispuesto a retribuir lo que de corazón damos.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet