RINCÓN del TIBET

Comienza por amarte a ti

Comienza por amarte a ti

Cuántas veces no hemos escuchado o leído que para amar a alguien más es necesario amarnos a nosotros primero? Pero, cuántas veces lo olvidamos o sencillamente no sentimos que sea así? Cuántas veces nos resulta imposible atender nuestras necesidades antes de las del resto de nuestros seres queridos?

No debemos confundir el amor hacia nosotros con egoísmo, es necesario entender que cuando actuamos realmente desde nuestro corazón, las intenciones serán las mejores, no solo para nosotros sino para todas aquellas personas que podrían verse alcanzadas por nuestras decisiones o acciones.

Amarnos a nosotros mismos, es el mecanismo prácticamente infalible que nos permitirá obtener de la vida lo mejor, y no se trata solamente de algo energético e intangible, que también tiene su cuota, se trata también de que cuando nos amamos y nos respetamos, establecemos criterios y límites claros de lo que queremos y de lo que no queremos en nuestras vidas.

Cuando tenemos un concepto claro de nosotros mismos, nos aceptamos como somos, nos conocemos y nos amamos, sabemos conscientemente qué es lo que nos merecemos, qué tipo de personas queremos a nuestro lado, cuál es el trato que queremos recibir, qué tipo de trabajo de acuerdo a nuestras capacidades se ajusta a nuestros requerimientos y en resumen qué es lo mejor para nosotros.

Cuando el amor o el respeto hacia nuestro ser falla, cuando no nos sentimos con capacidades suficientes, cuando cargamos con miedos y culpas, cuando nos creemos pocos merecedores de afecto, de respeto, de bienestar, cuando no nos aceptamos y nos convertimos en nuestros verdugos, no solo estaremos sometidos por nosotros mismos, sino que somos presa fácil de que cualquiera que se nos acerque nos trate con la misma calidad de trato que nosotros nos ofrecemos. Así como no podemos ofrecer nada que no tengamos, no podemos esperar de los demás algo mejor de lo que nosotros mismos nos damos, aunque afortunadamente puede ocurrir.

Lo más sano es amarnos y ese amor se proyectará a nuestro entorno. Cuando logramos esa relación armónica con nosotros mismos, podemos amar a quienes queramos desde la seguridad, respeto y valoración y todas nuestras relaciones serán parte de nuestro crecimiento, pero sin que interfiera la necesidad del reconocimiento o de aceptación, porque eso no es algo que debemos esperar de nuestro mundo exterior.

Nuestro valor propio va más allá de nuestros resultados, de la opinión de los demás, de nuestro estatus, de nuestro cuerpo, el valor propio lo tenemos por derecho en su máxima expresión al nacer, a medida que el tiempo transcurre tomamos como nuestros estereotipos, creencias, parámetros que nos hacen medirnos, compararnos y aceptarnos de forma directamente proporcional a lo que consideramos está dentro de nuestro esquema de valores, cualquier desviación hace que el amor propio merme.

Somos seres únicos, con capacidades infinitas, sobre todo de amar, pero debemos comenzar con nosotros mismos, de forma incondicional y el resto será una cadena…

En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad. ― Facundo Cabral

 

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