A veces necesitamos de ese momento de oscuridad para ver lo que brilla en nuestras vidas
Muchas veces la oscuridad es de las experiencias que menos deseamos vivir en nuestras vidas, sin embargo, son aquellas que terminan haciéndonos cambiar de perspectiva o apreciar cosas a las que con anterioridad no le dábamos valor.
Es importante ser capaces de apreciar las bendiciones con las que normalmente estamos rodeados, de esos detalles que acompañan nuestros días. Muchas veces no podemos apreciar la oportunidad que se nos presenta con cada despertar de comenzar de nuevo, cada minuto de nuestras vidas está cargado de opciones, de decisiones que somos libres de tomar, en la mayoría de los casos.
Si tuviésemos la posibilidad de elegir de manera consciente atravesar o por momentos de oscuridad, de seguro nadie optaría por atravesarlos, pero dentro de todo es una fortuna parecer sin posibilidad de elección ante ciertos trayectos que debemos atravesar. Ellos se convierten a menudo en momentos de luz para nuestras vidas, quizás no por lo que ellos representan, sino cómo logran iluminar nuestro interior y cómo nos hacen mirar a nuestro alrededor para distinguir el brillo en lo que nos rodea.
Andar distraídos por la vida, de sus maravillas, de sus regalos, de sus aromas, de sus lugares, de sus detalles es un desperdicio de tiempo, es como cuando nos sentamos a leer un libro y nuestra mente está en otro sitio, en otro tiempo y nosotros leemos y leemos, quizás esa información llegue a alguna parte de nuestra mente. Pero para efectos prácticos, podemos llegar al final de una página o hasta de un capítulo con la sensación de no haber leído nada, no pudimos retener ninguna información, porque a pesar de haber sido capaces de leer, nuestra atención estaba en cualquier otra cosa.
Así se nos puede pasar la vida, o así podemos pasar nosotros por ella, con la sensación de no haberla vivido realmente por haber estado con la atención en algo diferente a lo que estábamos viviendo. Cuando esto es un estado crónico, la vida nos da una especie de oportunidad, en donde nos apaga las luces, donde nos invita a enfocarnos en lo que vivimos y en lo que está presente normalmente en nuestras vidas y sencillamente no apreciamos.
Y son esos llamados momentos de oscuridad que se vuelven tan útiles para sacarle el mayor provecho posible a la vida, a cada oportunidad, como que nos apaga el piloto automático y nos coloca a vivir de acuerdo a lo que nos hace vibrar, a lo que nos motiva, a lo que hace que en nuestra vida, por más oscuridad que podamos percibir, sean evidentes todos los focos de luz que nos guiarán e iluminarán a lo largo de la vida.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet