Promesas de cambio para recuperar un amor
Muchas veces ante la inminente pérdida de un amor, de una persona importante en nuestras vidas, nos vemos forzados a reformularnos nuestro comportamiento, pensando, motivados por el estímulo de la reconquista y el miedo a la separación que seremos capaces de generar cambios radicales en nosotros, ajustándonos a las demandas, quizás de manera extemporánea de ese amor en riego.
Esto puede ser muy romántico, puede haber incluso mucha disposición en el asunto, sin embargo, la realidad habla de una mayoría que no logra sostener sus promesas de cambio por mucho tiempo. Donde puede haber mucha voluntad, aun queriendo el cambio, que normalmente es para mejor, pues lo que se logra es actuar, pretender que se ha cambiado, cuando lo que en realidad está ocurriendo corresponde a una actitud forzada, que se vuelve imposible de sostener.
Efectivamente todos cambiamos y normalmente esos cambios son más profundos e intensos cuando el estímulo es interno, cuando traemos a la luz aquello que nos perjudica o aquello que podríamos hacer mejor, cuando aceptamos esos rasgos en nosotros y tomamos acciones para modificarlas.
Inclusive existen personas que luego de un trauma muy fuerte, donde puede caber una ruptura forzada, un accidente, una enfermedad, etc, son capaces de transformar por completo su visión de la vida y con ello actuar de manera diferente. Son eventos que tocan la esencia y se logra un cambio radical de conceptos, de maneras, de percepciones.
Sin embargo, en la mayoría de los casos no ocurre esto, las promesas de cambio son los cartuchos a quemar para conseguir la calma de nuestro ego, sin importar mucho que superemos los niveles de degradación con nosotros mismos, podemos ser capaces de mostrar nuestras intenciones de ser una persona que prácticamente no tiene nada que ver con nosotros y puede ser que queramos el cambio, pero que el mismo vaya tan en contra de nuestra esencia que se nos haga imposible alcanzarlo.
Esto puede ser una trampa para ambas partes, un engaño, que no tarde mucho en mostrar su verdadera cara. Pero retomar una relación basándonos en las promesas de cambio de la otra persona o las nuestras puede ser algo descabellado que terminará generando más dolor. Adicional a que le da una ventaja en cuanto a las demandas a quien acepta las promesas, pudiendo esta persona aprovecharse de la situación dure lo que dure.
Evidentemente siempre estará la posibilidad de una segunda, tercera, … , enésima oportunidad, pero las bases deben ser otras diferentes a promesas de cambio, sobre todo cuando ellas encierran cambios muy de fondo en relación a la persona como tal. Debemos siempre creer en el amor, pero sin dejar de ser objetivos y realistas.