La vida no se trata de buscar nuevos paisajes, sino de ver con nuevos ojos
La mayoría de las veces no somos capaces de apreciar todas las cosas maravillosas que nos ofrece la vida, dando por sentado cada bendición, no prestándole atención a esos pequeños detalles nuevos que hacen que nuestra vida cobre valor, enfocándonos en lo que nos hace falta y dejando de agradecer cada milagro.
El simple hecho de amanecer vivos nos debe abrir nuestra consciencia ante la dicha de estar acá. Si pensamos un minuto en que eso no es una posibilidad y que la vida acaba en este justo instante, quizás solo en ese momento seremos capaces de ver la vida con nuevos ojos, capaz de ver en el otro lo que en realidad es, de valorar nuestras experiencias, de agradecer y de darnos cuenta de lo mucho que hemos desperdiciado nuestro tiempo en banalidades.
No dejemos que nuestra vida se diluya para adquirir una nueva manera de apreciarla, no dejemos que la vida pase a través de nosotros, sin nosotros haber pasado por ella. Sintamos a nuestros seres queridos, hagamos las cosas que nos gustan y disfrutemos cada cosa, cada minuto. Independientemente de si nos gusta o no la experiencia, aceptémosla y fluyamos con ella.
La vida no es un borrador
No hay manera de ensayar y volver a atrás para hacer la escena definitiva, vamos en vivo y directo, así que lo bueno y lo malo queda, de manera inevitable. Así que hagámoslo lo mejor posible y tengamos nuestros ojos bien abiertos, pero no los ojos que están pendientes de la crítica y el juicio, no los que están atados a un prejuicio o una creencia, sino los nuevos ojos del corazón que nos permiten ver más allá de lo evidente.
Vivamos con pasión, como si entendiéramos que no tenemos mucho tiempo para sacarle la mayor cantidad de jugo a la vida, si nos perdemos los detalles importantes de nuestras vivencias, es posible que no tengamos oportunidad de volver a transitar ese camino y habremos desperdiciado una excelente oportunidad de cargarnos con lo mejor.
Podemos decir que la vida es difícil, pero eso solo va a ir de la mano con nuestras creencias y etiquetas. Es nuestra mente la que determina y asocia una experiencia con algo positivo o negativo. La muerte, la separación, los cambios que consideramos negativos, los vemos de esa manera porque no entendemos que cada cierre de ciclo es justo el comienzo de otro. Así que deja atrás lo que te limite y aprende a vivir la vida, reconociendo en ella lo mejor que tiene para ti.