Cuando la razón y el corazón no se ponen de acuerdo…
Esos momentos en los cuales pareciera que tenemos múltiples personalidades, cuando entablamos monólogos como si realmente alguien nos escucharan, o peor aún, esos diálogos que surgen en nuestra mente repetidamente cuando estamos frente a una decisión que no logramos tomar, porque simplemente el corazón desea algo y la razón sabe muy bien que no es nada razonable.
La razón no me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé me ha sido dado por el corazón. Leon Tolstoi
Es que por muy analíticos que seamos, metódicos y consecuentes en la vida, siempre nos encontramos en una vertiente, el corazón, impregnado de emociones y sentimientos, de la pasión, de la intensidad de la vida, nos sugiere el camino maravilloso, ese tan tentador que realmente deseamos tomar y la razón, casta y serena, se mantiene impávida ante las emociones del corazón, como cuando alguien sabe perfectamente que tiene enteramente la razón!
Siempre nos encontraremos en situaciones en las cuales deseamos hacer algo, pero la razón nos lleva por el camino contrario, y no es nada fácil determinar nuestra actuación, pues en muchos casos la experiencia enseña que lo que el corazón guía, siempre pende de un hilo, por su parte la razón otorga cierta seguridad…¿pero y la felicidad?
No sabemos a ciencia cierta cuales son las consecuencias de los actos que asumimos, sabemos que el corazón es sensible y nos lleva por un camino que suele darnos felicidad intensa y maravillosa, pero que tarde o temprano resultamos lastimados o simplemente todo termina, la ilusión, la pasión, esa llama se apaga y entonces nunca falta la razón haciendo eco de lo que nos advirtió.
Raro y celestial don, el que sepa sentir y razonar al mismo tiempo.
Vittorio Alfieri
Resulta que no somos dos o más personas, somos un todo, único y capaz de tomar decisiones acertadas, de asumir las acciones y de entender que toda causa generará un efecto, si te encuentras en alguna situación realmente comprometedora del corazón y la razón, prioridad es que evalúes si tus acciones pueden lastimar a alguien más, si las decisiones que tomes afectarán a terceras personas y si estás pensando ante nada en ti mismo.
No se trata de vivir la vida cuidando de que el resto del mundo sea feliz a costa de la felicidad o el sacrificio propio, se trata de comprender que nada nos da el derecho en la vida de herir a los demás, si las decisiones que nos están poniendo en conflicto suelen presentarse intensamente, y el corazón y la razón entran en franca contradicción, evidentemente algo está ocurriendo con esa decisión, es menester observar frente a que nos encontramos.
La razón se hace adulta y vieja; el corazón permanece siempre niño. Ippolito Nievo
No podemos siempre complacer a todos, tarde o temprano nuestras actitudes terminarás por disgustar, herir o decepcionar a alguien más, sin embargo, resulta curioso comprender que de alguna manera los más afectados resultamos ser nosotros mismos, por lo que poner en una balanza el corazón y la razón, es una sabia manera de proceder.
Combina estos valores hermosos en tu vida, un tanto de razón, una oportuna dosis de corazón y ante todo acciona en base y desde el amor, sin ir en detrimento de nadie, descubrirás que puedes disfrutar de lo que deseas, pero sin necesidad de abandonarte a la suerte…