RINCÓN del TIBET

No huyas del temor, míralo para que sepa a quién se enfrenta

del temor

No huyas del temor, míralo a los ojos para que sepa a quién se enfrenta…

Sentir y huir del temor es un acto natural en el ser humano, tenemos la virtud de poder percibir y experimentar miles de emociones y sensaciones, entre ellas el temor, que si bien no lo ubicamos en los estándares de las emociones más deseadas, es vital para el avance, para la supervivencia, para ese alerta que nos permite mantenernos vivos.

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar. Paulo Coelho

 

Aunque en muchas oportunidades solemos huir del temor, preferimos siempre no toparnos con el, este llega de cualquier forma y si no sabemos manejarlo, terminaremos por tomar decisiones erradas o por simplemente cometer una secuencia de errores, producto de la falta de claridad que se genera del temor no enfrentado. De manera que toma la opción contraria, no huyas del temor, enfréntalo, míralo a la cara y verás como de alguna manera comienza a desvanecerse ante tus ojos, simplemente porque te percatas, que es una mera emoción, más no eres tu en lo absoluto.

En la vida nos toca actuar de ciertas maneras, en los momentos menos pensados, nos llegan situaciones en las cuales debemos actuar de forma rápida, certera o lastimosamente contraria a nuestros deseos. Sin embargo, sentir temor es un escenario que se puede repetir muchas veces en la vida, no podemos ni describirlo, no sabemos si realmente nos angustia o nos impulsa a actuar. Puede cada quien percibirlo de una manera distinta, más es menester siempre hacerle frente en lugar de huir al lado contrario, pues es la manera más fácil de ocasionar que te persiga permanentemente.

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma. Aldous Huxley

 

Pueden ser muchas las causas de nuestro temor, desde los más simples y cotidianos, hasta los más afanados y deprimentes, incluso muchos de ellos son infundados, sin embargo, no nos toca juzgar cual temor es válido y cual no, cada quien sabe perfectamente de que huye y lo que puede parecer una tontería para muchos, suele ser lo que representa la peor pesadilla para un niño. De allí que no debemos subestimar jamás los temores de los demás, o pretender que los nuestros tienen más valor, temor es temor, no importa el espacio o la connotación que se le dé.

El caso es que debemos detenernos, mirar a nuestro alrededor, tomar un segundo respiro y darnos vuelta para dedicarle un tiempo y espacio a esa causa, a esa angustia, a esa preocupación, a esa sensación que nos debilita y que nos apoca, que nos hace sentir vulnerables y nada valientes… Ésta es la única manera de hacerlo esfumarse, de convertirlo en nada y de darnos cuenta en consciencia, que no puede lastimarnos. El temor en si mismos no puede hacernos daño, solo nos lastima la falta de claridad que nos causa el dejarnos seducir por el temor.

El miedo es natural en el prudente, y el saberlo vencer es ser valiente. Alonso de Ercilla y Zúñiga

 

El temor puede enaltecer tus mayores virtudes para responder eficazmente, pero también puede resaltar tus peores defectos, más si lo que buscas es que desaparezca y para ello prefieres ignorarlo. Las cosas que se ocultan no desaparecen, solo nos engañan y nos brindan una seguridad ficticia y temporal, por el contrario, hacer frente a las situaciones en nuestra vida, nos dan la fortaleza y la entereza de demostrar de que somos capaces.

No permitas que el miedo te venza, vive y actúa sin miedo, que para ello nacemos y vivimos, para ser y para emprender, con la confianza y la seguridad, que aunque miles de cosas nos puedan abatir en la vida, siempre seguiremos adelante…

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