Las cosas que más nos cuestan, suelen ser las más satisfactorias…
En la vida nos proyectamos hacia muchas metas, logros, objetivos que nos cuestan conseguir pero procuramos por todos los medios, alcanzar aquello que suponemos nos dará la satisfacción deseada o algún nivel de estabilidad y equilibrio que nos permita vivir un poco más confiados en este mundo donde prevalece lo material.
Sin embargo, hoy día podemos darnos cuenta, que muchas personas andan tras una búsqueda que ha logrado traspasar las barreras de los logros y alcances materiales que cuestan, es decir, que va más allá de los bienes, riquezas y estatus que puedan alcanzarse en la vida, más bien está orientada a una búsqueda espiritual, profunda, misteriosa, que se ha convertido, para una gran mayoría, en la manera más plena de vivir su vida.
Los débiles no luchan. Los más fuertes quizás luchen una hora. Los que aún son más fuertes, luchan unos años. Pero los más fuertes de todos, luchan toda su vida, éstos son los indispensables. Bertolt Brecht
Ocurre que aquellas cosas que más nos cuesta alcanzar, son las que resultan darnos mayor satisfacción, quizás por el valor preciado de lo alcanzado, pero indudablemente tiene que ver con algo más profundo, con una lucha, con una convicción, y con la certeza de que somos capaces de llegar hasta las metas que nos fijamos.
Pensamos de alguna manera, que luchar por las cosas que creemos necesarias e indispensables, nos ayudará a sentirnos llenos, plenos y complacidos, sin embargo, la mayoría de las veces, una vez que obtenemos lo que queremos se crea un nuevo vacío, una nueva sensación de necesidad aparece y en muchas oportunidades no logramos vislumbrar que es lo que realmente estamos buscando.
Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo. Robert Browning
Cuando orientamos nuestra vida a logros mayores, cuando fijamos la mirada en quienes realmente somos, cuando miramos a nuestro alrededor, algo maravilloso puede suceder, y tiene que ver con darnos cuenta, de manera plena y lúcida, que nada hay fuera de nosotros que pueda darnos mayor satisfacción, que el mayor logro tienen que ver con uno mismo, con el conocimiento de si mismo, con la lucha interna de nuestros instintos y con la dominación de nuestras pasiones y prejuicios.
Cuando nos tomamos un descanso, cuando realmente dedicamos tiempo a observar lo que somos y de qué formamos parte, cuando en nuestra vida empiezan a ocupar su lugar las cosas genuinamente maravillosas, aquellas que no se compran, que no se venden y que son invaluables, podemos darnos cuenta en consciencia, de qué es lo que verdaderamente nos da satisfacción.
El verdadero combate empieza cuando uno debe luchar contra una parte de sí mismo. Pero uno sólo se convierte en un hombre cuando supera estos combates. André Malraux
A través del mundo material conocemos, progresamos y aprendemos, nos vestimos con miles de trajes y asumimos miles de roles a lo largo de nuestra existencia, sin embargo, tomarse el tiempo de descubrir dónde radica la verdadera plenitud, puede ser un paso sin retorno, sin retorno al dolor ni al sufrimiento que ocasiona la ignorancia, sin retorno a las ataduras que crean los pensamientos, la mente, el ego…simplemente se comienza a ser o a vivir lo que ya se es.
Todo aquello que más nos cuesta reconocer, aunque lo intuimos, lo presentimos y en muchas ocasiones lo hemos palpado y presenciado, forma parte de la gran satisfacción de una vida plena, de una vida consciente y clara, donde no hay cabida para falsas angustias y para pensamientos oscuros y negativos…se trata de la satisfacción que se encuentre en la vida misma, en uno mismo.