No es cuestión de conformarse, sino de aceptar lo que no podemos cambiar…
Todos en la vida, nos enfrentamos a personas, situaciones y sucesos que definitivamente no podemos cambiar, comenzamos a cuestionarnos sobre lo que es realmente conveniente o nos es un tanto complicado poder establecer una diferencia entre conformarnos o resignarnos.
Lo importante no es curarse, si no vivir con sus males. Ferdinand Galiani
Conformarse en la vida es un proceso más doloroso y menos llevadero que la resignación, de alguna manera el tener que conformarnos nos llena de resentimiento, no estamos procesando lo que ocurre desde su raíz, desde su esencia, no hay un hecho de comprensión del por qué de las cosas, simplemente sentimos que no podemos hacer nada, y nos cause o no impotencia, nos vemos obligados a mantener un estado de conformidad aunque nos sintamos infelices.
La resignación por su parte, conlleva necesariamente la aceptación, el análisis y la sensibilidad de tener que asimilar lo que sucede, profundizar después de muchos intentos por cambiar las cosas, hasta entender genuinamente que no podremos hacer nada para que sea distinto, que quizás no depende de nosotros o no está a nuestro alcance, no nos corresponde hacerlo. Existen cosas y situaciones en la vida, que por más que queramos que cambien, simplemente mantienen el mismo estado, o aprendemos a aceptar y tolerar, si es nuestra decisión o viviremos sumergidos en la amargura y la impotencia.
Si no tienes fuerza para imponer tus propias condiciones a la vida, debes aceptar las que ella te ofrece. T. S. Eliot
El ejemplo más tangible lo tenemos con nuestra familia, los seres más cercanos que suelen causarnos molestias, inconformidad y tristeza, por sus acciones o su inacción o simplemente porque no estamos de acuerdo con la manera en que enfrentan las cosas, entonces los evitamos o tornamos las relaciones en conflictos. Ocurre que las cosas pudieran ser muy distintas si nos tomaremos el espacio de tolerar, de aceptar y de resignarnos ante aquellas personas que elegimos para nuestra vida, en lugar de vivir amargados intentando que sean lo que no son, no somos sus jueces, no nos corresponde decir que está bien o no en sus vidas, o nos conformamos o nos resignamos y extendemos hasta ellos nuestro amor y tolerancia.
No se trata de vivir una vida no deseada, o permitir que aquellas personas tóxicas que solo portan vibraciones negativas, continúen empañando tu camino, se trata de aprender a discernir cuando debemos vivir conformes o cuando estamos preparados para asimilar, aceptar y trascender los procesos, las personas, las situaciones. La pérdida de seres amados es un fiel ejemplo de resignación, ante estos tristes momentos no nos conformamos, nunca lo hacemos, simplemente vivimos con el dolor hasta que se hace parte de nosotros, pero desde una perspectiva distinta, ya no es sufrimiento, es solo el dolor que llega tras el pensamiento de recordarle, pero nos resignamos a que ya no está y de alguna manera pasa a acompañarnos desde otro ángulo.
El que quiere todo lo que sucede, consigue que suceda cuanto quiere. ¡Omnipotencia humana por resignación!. A esta resignación sólo por la gracia se llega. Miguel de Unamuno
Resignarnos en la vida no es debilidad, al contrario, es un acto de mera valentía ante aquellas cosas, personas y situaciones que no podemos cambiar y es que en el mejor de los casos siempre es mejor que la vida fluya, que las cosas sigan su curso, cada quien tiene su propio camino y obra en base a sus metas y a sus propias elecciones.
Libérate de aquello que no deseas forme parte de tu vida, pero ante lo que simplemente es y siempre será, elige resignarte en lugar de conformarte.