Procura no traer a tu memoria aquello que te hace arrugar el corazón
Muchas veces nos volvemos especialistas en traer a nuestra memoria justo aquello que nos hace arrugar el corazón. Los recuerdos negativos, por las fuertes emociones negativas que generan en nosotros, tienen la facilidad de cruzarse por nuestra mente una y otra vez, haciéndonos revivir todo lo que con ellos encerramos en nuestro ser, no solo tristeza, sino rabia, culpa, resentimiento, celos… en fin una larga lista de emociones que no hace sino dañarnos.
Vivimos prácticamente a través de nuestra mente viajando en las memorias del pasado constantemente, poco sabemos centrarnos en los que nos ocurre en el justo momento, angustiándonos innecesariamente, bien sea rememorando algo que en definitiva no podemos de ninguna manera modificar o anhelando algo que no sabemos si lograremos alcanzar.
Cuando manejamos el arte de ser conscientes de nuestros pensamientos, cuando no nos sentimos identificados con nuestras emociones, se nos hace más sencillo observar, como si fuésemos una pantalla en donde se proyecta una película, pueden pasar muchas cosas en esa proyección, sin embargo la pantalla está intacta, esta analogía aplica a nuestro ser. Somos más de lo que vivimos y cuando nos sentimos capaces de observarnos desde otro nivel de consciencia, sabemos sencillamente que todo tiene una razón de ser, que todo tiene sentido, ese “sabemos” no viene de nuestra mente, sino de nuestra consciencia superior.
Esta es la clave para desligarse del sufrimiento, recurrir a ella cuando por nuestra mente pasan las memorias que nos hacen sufrir es de gran ayuda, porque sencillamente les quitamos el poder de afectarnos y poco a poco, mientras nuestra mente se ve descubierta, va dejando de presionarnos con las cosas que nos hacen sufrir y a medida que se debilita el efecto, disminuye la frecuencia de aparición y así vamos “olvidando” poco a poco.
Cualquier cosa que esté ligada a nuestro ego nos puede hacer sufrir, por eso debemos desmontarle la creación y traerla a la luz, donde sabemos ese sufrimiento no es más la identificación con esos pensamientos.
Podemos bien acondicionar nuestra mente, canalizar nuestras energías a través de una buena actitud, procurando que si vamos a darle poder a una memoria, esta sea positivo, fructífera, que los recuerdos que traemos a nuestra memoria nos hablen de nuestros logros, de lo lejos que hemos llegado, de los obstáculos superados, todo esto igualmente es parte de la proyección, sin embargo, tienen un efecto positivo en nosotros.
Debemos crearnos hábitos que nos beneficien, la mente se acostumbra fácilmente a generarnos pesar, pero debemos estar atentos y alertas ante nuestras emociones, esas que traducen los pensamientos y los manifiestan en nuestro sentir, si éstas son negativas, debemos agudizar el filtro, sin negarnos a los pensamientos o resistirnos, solo no dándoles mayor poder del que deberían tener sobre nuestra vida y nuestro estado anímico.
No debemos esconder nuestras emociones, tampoco fingir que no están, solo debemos canalizarlas, aligerar nuestras cargas, perdonar, aceptar, soltar, todo lo que nos dañe, de esta forma nos permitimos centrarnos en aquello que nos permita encontrar ese estado de plenitud que solo alcanzamos cuando tomamos consciencia.