Mis deseos de Navidad también podrían ser los tuyos
Navidad es una buena oportunidad para elevar nuestros deseos al Universo, a Dios, a la Energía Creadora, al Niño Jesús, a nuestro Yo Superior… independientemente de nuestra religión o de nuestras creencias, soy defensora de que cuando los deseos se realizan en conjunto tienen más probabilidades de materializarse, por eso quisiera compartir mis deseos de Navidad contigo, porque bien podrían ser los tuyos.
Apreciación a lo bonito de la vida, que cada uno de nosotros abra sus ojos a lo hermoso que tiene a su alrededor, que su atención se fije en las cosas que se pueden admirar, que rescatemos lo positivo de las situaciones que consideremos negativas.
Agradecimiento por lo que somos y por lo que tenemos, que la gratitud forme parte importante de nuestro día a día, agradecimiento por la vida, por lo que somos, por lo que tenemos, por lo que aprendemos, por nuestro afectos, por todo aquello que nos identifica y nos define.
Apertura espiritual, que nos permita abrir nuestros corazones y darnos cuenta de que somos más que nuestras profesiones, más que lo que tenemos, más que nuestros roles, somos seres espirituales, todos estamos conectados y cuidarnos entre nosotros se traduce en cuidarnos a nosotros mismos.
Aprendizaje a través del amor, no es cierto que para aprender haya que sufrir, ni que solo se aprende a los golpes, podemos decidir cómo aprender, las lecciones pueden ser con la base del amor, esto resultará más armonioso para nosotros y para quienes nos rodean.
Familias unidas, las familias forman sociedades y todas ellas la humanidad, comenzando por lo micro, demostrando afecto, cuidando, respetando y amando a nuestros más allegados formamos los pilares de lo que deseamos ver en todos.
Ampliación de consciencia y responsabilidad, darnos cuenta de nuestros alcances, de nuestras responsabilidades, de nuestro efecto en nuestro entorno nos dará la capacidad de asumir retos con mayor asertividad y nos hará involucrarnos en lo que esté a nuestro alcance para beneficio propio y de muchos.
Un buen corazón, como diría Dalai Lama, tener un buen corazón es la mejor religión, no importa lo que defendamos, ni nuestras creencias, si estas están dirigidas por un buen corazón, de seguro se trabajará por una buena causa. Hacer daño tras el escudo de alguna religión, no tiene sentido alguno. Hacer el bien, procurarlo, dará a nuestra vida una orientación positiva.
Niños felices, que todos los niños del mundo tengan una mano de la cual sostenerse, que los llene de afecto, los cuide y alimente, que todos puedan disfrutar su infancia, sin injusticias, sin cortarle sus alas, más ben dándole las herramientas para que cuando estén listos levanten su vuelo.
Aceptación, ante lo que no podemos cambiar, aceptación de nuestras realidades, de lo que se fue, de lo que somos. Resistirnos nos robará energías que podemos invertir en algo más productivo.
Perdón, para todo el que lo merezca, para todo aquel que haya cometido algún error, que nos haya herido o hay hecho más pesado nuestro camino y sobre todo perdón para nosotros mismos, por acción o por omisión… que no llevemos más la carga del resentimiento, el rencor o la culpa a nuestras espaldas.
“Que todos los Seres Sen Felices”
Si se cumplen mis deseos me doy por bien servida, ciertamente trabajaré para poner de mi parte en lo que esté a mi alcance y el resto se lo dejaré al Universo, que siempre quiere responder a nuestro favor.
Y tú? Compartirías algunos de tus deseos de Navidad, para que muchos digamos Amén?