Si quieres que alguien realmente te ame, tienes que ser tú mismo
Muchas veces por conquistar, ganarnos el afecto de alguien y nos ame, nos moldeamos como suponemos que resultaremos más agradable, con la finalidad de adaptarnos a lo que creemos que esa persona pueda estar buscando.
Puede ser que logremos llamar la atención de alguien, sin embargo, el alejarnos de lo que somos, buscando aceptación y aprobación, solo generará una atracción basada en la mentira. Si enamoramos a través de posturas, de fachadas, que nada tienen que ver con nuestro interior, nos estamos haciendo daño por diferentes vías:
- Estamos asumiendo que lo que somos no es suficiente para agradar a quien nos interesa.
- Estamos sacrificando lo que somos con tal de atraer a alguna persona.
- Nos proyectamos desde una imagen falsa, estafando a quien se acerca.
- Demostramos problemas de aceptación con respecto a nosotros mismos.
- No nos enfocamos en conocernos a nosotros mismos.
No podemos pretender que nos amen a quienes realmente somos, si lo que esa persona está viendo, está percibiendo, no coincide con la realidad. Pretender algo que no somos, nos apaga el alma, es negarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros merece un amor bonito, un amor exclusivo, un amor que nos prefiera a nosotros por lo que somos, sin máscaras, sin poses, sin miedos.
Está bien querer ocultar nuestro lado oscuro, de cualquier manera si reconocemos que allí se encuentran nuestras oportunidades de mejora, no significa que estemos engañando a alguien evitado que se manifieste esa parte que también es nuestra. Está bien hacer un esfuerzo por controlar lo que creemos que nos generará algún inconveniente. Normalmente no nos resulta difícil hacerlo al principio de las relaciones, luego con la confianza, la seguridad y hasta el cansancio, puede aflorar de nosotros una parte menos controlada, que no favorezca a la relación.
Sin embargo, esto corresponde a etapas naturales de las parejas, donde a medida que se conocen se descubren más cosas y agradables, pero también más cosas desagradable y el manejo de ello es lo que determinará el rumbo de la relación. Pero no es lo mismo el descubrirse mutuamente con sus lados de luz y sus lados de oscuridad, a mostrar una imagen que nunca se ha sido, que no nos pertenece realmente y que normalmente está sujeta al quiebre, porque lo que somos más temprano que tarde es lo que prevalece y debe ser lo que desde un principio debemos mostrar.
Si nos van a amar debe ser desde la verdad y en especial a quienes realmente somos. De qué nos sirve que nos amen por algo que no somos… es preferible desagradar por lo mismo. Aquí tenemos el filtro que necesitamos, para todas las preferencias hay, quien realmente vale la pena tener en nuestras vidas nos amará tal cual somos.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet