RINCÓN del TIBET

Una prisión muy particular

Una prisión muy particular

 

El personaje de este cuento es un hombre que había sido encarcelado. Una de sus únicas actividades diarias era asomarse a través de un ventanuco enrejado que había en su celda para mirar al exterior. Todos los días se asomaba al ventanuco, se pasaba horas allí. Y cada vez que veía pasar a alguien al otro lado de las rejas, estallaba en sonoras carcajadas. El guardián estaba realmente sorprendido, e incluso intrigado. Un día ya no pudo por menos que preguntar al preso:

-¿De qué te ríes a cada rato, día tras día? ¿Qué es lo que ves por tu ventanuco?

Y el preso contestó:

-¿Cómo me haces esa pregunta? ¿Estás ciego? Me río de todos esos que hay ahí. ¿No ves que están presos detrás de estas rejas?

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