Si te empeñas en sembrar orgullo, seguirás cosechando pérdidas
Algunas personas suelen llevar como bandera y forma de vida el orgullo, pretendiendo que éste es una especie de amigo protector, que las mantendrá aisladas de cualquier cosa que las ponga en posición de riesgo de sufrir una decepción o repetir algo que no ha resultado de su agrado.
El orgullo suele ser confundido con la dignidad, mientras que las fuentes de inspiración de cada uno son diametralmente opuestas, el orgullo alimenta el ego y la dignidad al espíritu.
Muchas veces el orgullo es el protagonista de distancias, de separaciones, de olvidos, donde el amor no logró mantener la unión. Muchas veces lo que pudo solventarse a través de una simple palabra, se prefirió dar la espalda y tragarse cualquier cosa que colaborara a solventar una situación que estuviese colocando en riesgo un nexo afectivo.
Para dejar el orgullo al lado es recomendable recordar lo siguiente:
- Todos cometemos errores y cada error tiene sus consecuencias: Si efectivamente consideramos que la acción de alguien nos afecta de una forma tal que no nos permite considerar retomar un vínculo o invertir en su recuperación, tendremos la libertad de hacerlo, pero siempre debemos tratar de entender las causas que llevaron a la otra persona a cometer un acción determinada, tratando de ser objetivos y apartando las pasiones por un momento.
- Las disculpas tienen mucho valor: Muchas veces las disculpas se ofrecen como respuestas automáticas ante un agravio, pero cuando ellas son sinceras, muestran arrepentimiento y sobre todo muestran que la otra persona entiende cómo nos ha afectado con una acción determinada, resulta noble considerarlas.
- Ponderar: Algunas veces alguien que amamos no ha actuado de la manera que esperábamos y nos ha decepcionado, pero debemos saber valorar lo que representa esa persona en nuestras vidas, tratando de colocar en balanza una o varias acciones que consideramos inadecuadas y la importancia de que esa persona siga formando parte activa de nuestras vidas.
- Dar una nueva oportunidad no nos hace débiles: Por el contrario, quien es capaz de dar una segunda oportunidad, está apostando por lo positivo del ser humano, es capaz de entender que los errores son parte de nuestro camino y que son instrumentos básicos que nos ayudan a superarnos, a ser mejores personas, siempre y cuando se cuente con la disposición necesaria.
- El resentimiento y el odio perjudican principalmente a quien lo siente: O podríamos decir quien lo padece, nada que nos haga sentir emociones negativas debemos anidarlo en nuestro ser, de ahí vienen los estancamientos, las enfermedades, las dudas, el decirle no a la vida. Perdonar y pedir perdón es de sabios.
Cuando nos amamos a nosotros mismos, somos capaces de proyectar ese amor sobre los demás, juzgando menos, aceptando y perdonando más. Todos estamos en un proceso particular y si bien es cierto que no debemos someternos a situaciones o personas que nos hagan daño, también es cierto que debemos entender que las heridas también forman parte de las relaciones y entre dos se sanan más pronto.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet