El tiempo es quizás lo más valioso que tenemos, por eso no podemos desperdiciarlo, no sabemos cuánto tiempo nos queda y no podemos aplicar alguna pausa cuando pensamos que no lo estamos invirtiendo de la mejor manera. Evidentemente el considerar el tiempo como desperdiciado, es algo totalmente relativo y dependerá de cada quien.
Pero en términos generales si sentimos que no avanzamos, que no aprendemos algo, que no estamos viviendo nuevas experiencias, ni explotando nuestros talentos, que no estamos tan siquiera ofreciéndonos un verdadero descanso, podemos llegar a pensar que estamos desperdiciando nuestro tiempo.
Una pregunta que resulta de mucha utilidad para sentir que le estamos dando un uso apropiado a nuestro tiempo es:
¿Estoy hoy más cerca de donde quiero estar mañana?
Si la respuesta es afirmativa podemos sentirnos tranquilos porque estamos siendo quienes necesitamos ser o dando los pasos que nos posicionarán en el lugar a donde queremos llegar.
No debemos permitir que la vida se nos pase sin disfrutarla, sin vivirla, sin hacer que nos rinda el tiempo para lo que nos gustaría experimentar. Porque aun cuando sabemos que cualquier vida es valiosa, no resulta lo mismo para alguien a quien le apasiona viajar vivir encerrado en una casa, sin sentir la emoción de su pasión por cualquiera de los motivos en los que pueda justificar su elección.
Las situaciones externas que nos limitan pueden convertirse en motivadores y estímulos para movernos hacia donde queremos estar. De hecho podemos alimentarnos de lo necesario, para sentir esa gasolina que requerimos para avanzar.
Estamos en una época en la que vemos cómo no necesariamente tenemos libertad sobre lo que queremos hacer, ni del uso que le damos a nuestro tiempo. Lo cual nos puede ayudar a que valoremos mucho lo que normalmente tenemos, el sentirnos libres de hacer lo que queramos, de ir por nuestros sueños y no colocarnos barreras innecesarias.
El mejor uso que podemos hacer de nuestro tiempo es ser felices, es disfrutar, es observar y poder apreciar lo que tenemos y lo que podemos hacer… Reconocer cada cosa como un milagro, incluso el poder cambiar nuestro rumbo a cada segundo, es el milagro que nos ofrece el tiempo en medio de su transcurrir.
El tiempo es irrecuperable, no hay que desperdiciarlo
Un minuto que pasamos molestos, rabiosos, celosos, tristes, es un minuto que normalmente se extiende en el tiempo, en el cual no generamos nada bueno a nuestras vidas, nos colocamos en un punto de atracción desfavorable, en el que más situaciones que nos hagan sentir así se nos presentarán y casi sin titubeo, podemos decir que cualquier tiempo que pasemos sumergidos emociones negativas, representan el verdadero desperdicio del tiempo.
Aun cuando los estados de emociones cargadas nos hagan crecer y tener una nueva valoración de ciertas cosas o personas, la realidad es que es preferible evitar el crecimiento a través del dolor y dejarle ese trabajo al disfrute, a la consciencia, al goce, al amor… A través de esto también se aprende.
No nos acostumbremos a que los motores de nuestras acciones, lo que nos haga tomar decisiones importantes o menos trascendentales en nuestras vidas, sean el dolor o el sufrimiento, eso es desperdiciar nuestras vidas. Escuchemos nuestra alma, ella nos puede guiar de manera maravillosa a donde queremos estar, sin que sea necesario adoptar lo que en esencia no nos pertenece.
La vida es nuestra, cada día cargado de todos sus segundos está allí con un abanico infinito de posibilidades que no debemos desperdiciar. Saquemos el mayor provecho, demos más y lo mejor que tengamos a nuestro mundo exterior, no dejemos de reír, de ayudar, de sentir… porque son los momentos de disfrute los que nos dan pistas de cuál camino debemos construir, para donde llegar a donde nuestra alma se sentirá más que plena durante esta experiencia vital.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet