Si perdonas demasiadas veces, la gente se acostumbra a lastimarte
El perdón es básicamente un regalo que nos permite aligerarnos de toda la carga que pueda generar dolor por algo ocurrido en nuestro pasado, debemos hacer uso de él cada vez que algo nos lastime, así evitaremos que en nuestro interior se creen sentimientos y emociones que nos generen un mal inclusive peor del que hemos de perdonar.
No debemos confundir nuestra capacidad de perdonar con el abuso a nuestra persona y atentados en contra de nuestra dignidad. Como seres humanos todos podemos cometer errores, todos podemos herir y lastimar a otra persona y definitivamente un perdón oportuno nos aliviará en carga y responsabilidad, al igual que ocurre en caso contrario. Pero nadie debe abusar de la capacidad de perdonar del otro, nadie debe hacer una costumbre de lastimar reiteradas veces a otra persona con la certeza de que contará con su perdón.
El perdón no implica que necesariamente las cosas sigan como antes de lo que se considera un agravio, una herida o cualquier mal generado. El perdón es una herramienta para quien la utiliza, para sentirse bien consigo mismo y poder dejar atrás lo que en algún momento generó dolor… Como beneficio adicional, el que recibe el perdón se siente un tanto liberado y en caso de tener la oportunidad podría tratar de resarcir el mal y valorar el gesto de la otra persona, no valerse de la nobleza para continuar lastimando a quien le ha perdonado.
En todo caso, cada persona puede perdonar y decidir alejar de su vida a una persona o cualquier otra acción por drástica que sea si es lo que su corazón le pide. La mayoría de las personas realmente no cambian, lo que hace un tanto difícil que no vuelvan a cometer los mismos errores una y otra vez. Algunos necesitan vivir experiencias radicales para que generen un cambio, esto puede ser una pérdida de un ser querido, una ruptura amorosa, un despido laboral, el abandono de un hijo, etc, para realmente reevaluar su conducta.
No será el perdón lo que hará a una persona más propensa a recibir otra dosis de agravios, será la falta de amor propio, exceso de amor por los demás, creencias negativas de merecimiento, déficit de dignidad y poca capacidad de dejar ir a lo que no conviene lo que lo puede hacer. Así que siempre que sientas que debes perdonar, hazlo sin dudar, eso es un bálsamo para ti, para mantenerte sano mental, emocional y hasta físicamente… Pero siempre colócate como prioridad, establece límites que te favorezcan y ten la suficiente entereza y amor propio para tomar las decisiones que no te expongan a un sufrimiento innecesario.