RINCÓN del TIBET

Ya no dejo entrar amores a medias, amores mediocres…

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Y me di cuenta de que ya no dejo entrar amores a medias, amores mediocres

A medida que pasa el tiempo, aprendes a no esperar muchas cosas, de hecho lo ideal es haber aprendido que no debemos esperar nada de nadie, así nos evitamos los tragos amargos de las decepciones y le damos mayor libertad a quienes se acercan de sorprendernos, cosa cada vez más complicada a medida que pasa el tiempo, pero factible si nos lo permitimos.

A su vez, aprendemos a valorar a los buenos amores, detectamos las intenciones, la entrega, el compromiso y la sinceridad en etapas tempranas. Nos sobran ganas de amar, sabemos cómo hacerlo mejor, pero también nos sobra la capacidad para detectar los amores mediocres, los que no quieren completo, los que pretenden dar un poquito, con mezquindad…

Si bien es cierto que valoramos los intentos, tenemos un panorama más claro de lo que queremos en nuestras vidas, a qué le daremos cabida y con quienes apostaremos en el juego del amor.

Los amores bonitos no son tan utópicos como llegamos a pensar, están allí disponibles para cada quien, solo debemos sentirnos merecedores de ese amor pleno, que es sincero, que no se guarda, que se siente orgulloso, que se infla y nos contagia.

Lo que creemos del amor es crucial, porque de ello dependerá el tipo de personas que atraeremos a nuestras vidas. No es casualidad que se establezca un patrón en nuestras relaciones, eso es una clara invitación a revisarnos y a sanar para poder vivir historias diferentes.

Cuando nos amamos a nosotros mismos y hemos podido deslastrarnos de lo que llevamos arrastrando, podemos establecer el tipo de amor que queremos, que corresponderá a lo que somos capaces y estamos dispuestos a ofrecer.

Es un error pretender un amor pleno, cuando nosotros no amamos de esa manera. Es egoísta pensar que nosotros merecemos lo que no queremos darle a alguien más. La vida es un espejo, nos amarán como amemos y para no tener problemas con ese tema, todos debemos practicar a diario con nosotros mismos, amándonos como nos gustaría, cuidándonos y representando ese amor completo, que está allí para hacernos más grandes y disfrutar de nuestra vida desde la plenitud que da la energía del amor.

Podemos tener dudas en relación a nuestro propósito de vida, pero debemos estar seguros de que el aprender a amar y a ser amados, es una de las materias que debemos aprobar. Esto lleva consigo todo un programa que incluye a los temas del perdón, del dejar ir, del dar, del ser compasivos y del ser responsables con el tipo de amores que nos permitimos. Aunque todos representen una lección que necesitemos, sabremos que vamos por la mejor ruta cuando el amor que se instaure sea aquel que nos sume, nos haga bien y colabore con que no nos falte un motivo para sonreír mientras compartimos el camino de la vida.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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