Y cuando extrañes la versión antigua de alguien, pregúntate qué hiciste tú para que cambiara
De una manera u otra cada uno de nosotros tiene influencia en las personas que nos rodean. Muchas veces inspiramos cambios que resultan muy positivos para esa persona e inclusive para nuestra relación, pero otras veces los cambios que los demás adoptan suprimen esa versión antigua, debido a nuestra acciones que pueden no tener mucho que ver con lo que nos gustaría ver.
Debemos entender que las relaciones se nutren de afecto, de detalles, de presencia, de atención. Será necesario un buen trato, demostraciones de cariño, empatía, consideración. Cuando una persona se comporta con nosotros de una forma especial, no lo está haciendo por recibir lo mismo de retorno, sin embargo, es lo que deberíamos hacer para cultivar nuestras relaciones y hacer que lo que nos gusta se multiplique en lugar de agotarse esa versión antigua.
No podemos en ningún caso abusar de quienes nos aprecian, de quienes nos cuida, de quienes de alguna manera nos han dado un lugar especial en sus vidas y actúan en pro de que nos sintamos cómodos con esa versión antigua.
El menospreciar lo que los demás hacen por nosotros, el restarle importancia a las acciones, el no valorar lo que recibimos, nos coloca en un riesgo firme de que esa persona que nos ha dedicado lo mejor que tiene para darnos, sencillamente cambie con nosotros, que desarrolle de sí misma una versión que opte por ofrecernos cosas distintas a las que no supimos apreciar.
Reconocer lo bueno, agradecer y ser recíproco, son las acciones básicas que nos ayudan a mantener nuestros vínculos sanos. A todos nos gusta resultar especiales para alguien, todos preferimos estar en los primeros lugares en las listas de prioridades. Pero muchas veces la falta de apreciación nos hace perder esos lugares privilegiados y podemos darnos cuenta de lo que teníamos, luego de haberlo perdido.
Si alguien suma a nuestras vidas, si nos gusta lo que recibimos de esa persona, si de alguna manera nos hace sentirnos cómodos a través de lo que nos ofrece, muy probablemente esa persona valga la pena mantenerla en nuestras vidas y ello lo podemos lograr dando de nosotros, reconociendo, estando y desde el cariño y el respeto tratando siempre de ofrecer lo mejor que podamos.
No esperemos que una persona cambie su versión antigua , que se transforme en algo que no nos agrade tanto, por no poder apreciar oportunamente lo que recibíamos. Es muy doloroso perder amores honestos, tratos especiales, amigos leales, por acciones u omisiones inapropiadas.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet