Y a veces solo queda decirnos: La vida sigue
“La vida sigue” una frase tan simple como poderosa, tiene la capacidad de hacernos entender que una etapa ha llegado a su fin y que aún podemos adueñarnos de lo que nos queda por vivir. El hacernos conscientes de que efectivamente la vida sigue, nos llena de esperanzas, nos da fuerza para levantarnos, sacudirnos los raspones y continuar el viaje.
Muchas cosas que nos ocurren, aun cuando normalmente corresponden a lo que nosotros mismos creamos, no tienen mucho que ver con lo que queremos vivir y se nos hace imposible cambiarlas. Tengamos claros que cualquier experiencia está allí porque la necesitamos, porque es importante para nuestro crecimiento, sin embargo, esto no significa, que no sea indeseable.
Pero como todo en este andar tiene un principio y un fin… y ese final coincide con el momento en el que aceptamos y soltamos, cuando dejamos de resistirnos o de luchar contra aquello que no podemos cambiar. Puede que la situación aún se mantenga en curso, pero al nosotros restarle influencia sobre nosotros, todo va a cambiar y ese punto podemos verlo como el verdadero final.
A veces ocurre lo contrario, experimentamos una experiencia desagradable y ésta acaba, pero nosotros nos quedamos enganchados allí, al malestar, al dolor, a la decepción, a la rabia… No soltamos y con ello, la experiencia se perpetúa.
Solo cuando acaba en nuestra mente, que rescatamos el aprendizaje y soltamos es cuando podemos seguir adelante sin arrastrar una pesada carga. Cuando soltamos nos damos cuenta de que la vida sigue, que tenemos mucho más para dar, que quedan muchas más personas que conocer, que podemos demostrar nuestro talento en otro lugar, que podemos vivir sin ese alguien que sentimos imprescindible.
“En dos palabras puedo resumir cuanto he aprendido acerca de la vida: Sigue adelante.” ― Robert Frost
Cuando vemos el futuro con esperanza, evitando una actitud inercial, normalmente dejamos el pasado en donde le corresponde y rompemos con el apego, porque aunque parezca mentira, a veces nos apegamos hasta aquello que nos duele, tememos el cambio y no encontramos sentido a la vida misma sin aquello que nos hace sentir vivos a través del dolor.
La vida cambia de manera continua, abrirnos paso a lo nuevo es la manera más sabia de aprovechar esta experiencia, por ello no lo dudes, visualiza lo que quieres vivir y prepárate para andar en un nuevo camino, en condiciones diferentes a lo que habías experimentado… Y esto no es otra cosa que crecimiento, es aprovechar cada oportunidad que nos da la vida para sacarle el mayor provecho… Al final importarán menos las veces que nos caímos, que las que nos logramos levantar.
La vida sigue y si la asumes con la mejor actitud, te aseguro que tus próximos pasos serán mejores que los anteriores.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet