Solo aceptando la ansiedad podrás dejar de padecerla
Todo el que padece de ansiedad, conoce lo desagradable que puede ser su presencia en sus vidas, mostrándose como un enemigo que amenaza con desequilibrarlo todo, a un punto tal de sentir una pérdida completa de control y una desesperanza profunda al percibir que va tomando terreno y se instaura más y más, de raíz como si se hubiese despertado un terrible monstruo que no tiene intenciones de volver a dormir.
Las vías para combatir la ansiedad son muy variadas, van desde intentar concientizar los hechos que pudieron haberla detonado, hasta disimular su sintomatología a través de medicación. Y justo acá está el detalle que hace que la condición se perpetúe y sea cada vez más complicado salir.
No se debe luchar contra la ansiedad
Se debe dejar de ver a la ansiedad como una enemiga que tiene el poder de destruir la vida de quien la padece. La ansiedad es una respuesta a un mal manejo de la vida en general y aunque suene fuerte y cruel, la ansiedad le hace un favor a quien la padece. Lo invita a revisar su vida, a contemplarla y transitarla de una manera diferente a lo que lo ha venido haciendo.
La ansiedad se manifiesta como consecuencia de un agotamiento físico, mental, emocional o espiritual, o bien una combinación de ellos, por lo que ya de entrada se deben accionar medidas de cambio, especialmente de la manera cómo se está viendo la vida.
Los medicamentos no solucionarán el problema
Hay una cantidad de medicamentos que se recetan para combatir la ansiedad, ansiolíticos y antidepresivos son los más utilizados, los cuales tienen el efecto de calmar los síntomas de la ansiedad, pero no tratan su raíz, sería algo así como tomar un medicamento de control de fiebre ante una infección. Con la diferencia que en el caso de la ansiedad, no existe el medicamento macro tipo antibiótico, para seguir con el ejemplo, que mejore la infección.
Luego una vez calmados los síntomas cada quien sigue su vida relativamente normal, hasta que se genera una abstinencia al medicamento, que ocurre inclusive cuando el tratamiento sea continuo y la respuesta será que la dosis ha dejado de ser terapéutica, requiriendo un aumento de dosis, que lleva consigo la entrada a un círculo vicioso y de dependencia crónica a un medicamento para poder llevar una vida medianamente normal.
La solución requiere de aceptación y de trabajo interno
No es de un día para otro, se requiere fortaleza para entender que la solución la tiene cada quien en su interior, ¿cómo estando tan descontrolada una persona puede sentirse en capacidad de proveerse la solución al problema que amenaza el buen funcionamiento de su vida?
Pues el primer paso es hacer acto de fe y aceptar que lo que ocurre es para un cambio positivo. Se debe concientizar que nada externo es responsable de la ansiedad, es un manejo internos y un llamado a conocer la esencia y la capacidad de quien la padece.
Se debe entender cómo actúa la ansiedad a nivel químico y biológico, para que sus síntomas dejen de aterrorizar, se debe tener claro que hasta la peor crisis no tendrá un efecto superior a la incomodidad y con la plena consciencia de que no puede generar más que un susto, dejar de rechazar su presencia, dejar de negarla, o paralizarnos cuando se hace presente.
Es difícil mantener la calma, pero cuando se respira, se concientiza el proceso y se practica, la ansiedad ya no sentirá el mismo poder y distanciará sus visitas, lo que dará tiempo para apreciar los cambios y tomar la vida de una manera diferente, mientras se sanan heridas emocionales, mientras se entiende el propósito de la vida, mientras todo retoma un equilibrio y la ansiedad se percata de que ya ha cumplido su misión y “decide” finalmente retirarse.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet