RINCÓN del TIBET

Si olvidaste los detalles que lograron enamorarme, aquí estoy para recordártelos

Si olvidaste los detalles que lograron enamorarme, aquí estoy para recordártelos

El amor se alimenta de detalles, la atención a la persona amada hace que la llama permanezca viva, que se mantenga, que se nutra y no sufra de apagones.

Muchas veces, a medida que una relación avanza, se dan por sentado pequeñas muestras de afecto que fueron parte de las cosas que nos hicieron enamorarnos. Resulta de importancia vital para el amor, no dejar morir cada palabra bonita, cada mirada cómplice, cada caricia tranquilizadora y cada gesto de amor que hace que nos sintamos queridos, atendidos y amados en nuestra relación.

Aquí una lista de los detalles que enamoran en un principio y que no debemos olvidar a medida que nuestra relación avanza en tiempo, de forma tal que también avance en cantidad de amor y en plenitud:

Palabras de amor: Te amo, te quiero, haces mi vida más bonita, qué bell@ estás hoy y hasta un simple: buenos días son necesarios para hacer que nuestra relación se mantenga sana.

Caricias: Las caricias que al principio rozaban sutilmente nuestra alma y nos llenaban de sensaciones, son de vital importancia. A través del contacto físico generamos una hormona llamada oxitocina, la llamada hormona del amor, la cual inclusive está vinculada con el establecimiento de confianza y generosidad entre las personas.

Besos: Aquellos besos sutiles, aquellos besos intensos, durante los cuales el mundo se paralizaba, esos besos en donde se podía estacionar el tiempo, son igual de necesarios en las relaciones adentradas en el tiempo, según encuestas realizadas, la duración de los besos disminuye drásticamente en relaciones después de determinado tiempo.

Presentes: Esa simple nota que encontraba en mi cartera, deseándome buen día, ese mensajito en mi teléfono diciéndome: Mira feísima come o te como esta noche, o ese “selfie” enviado con el fondo del sitio donde nos vimos la primera vez. Los presentes, los tradicionales chocolates, las flores, cualquier cosa que manifieste que nuestra atención está en nuestra pareja es válido y no tiene que ver con el valor material, puede inclusive no tenerlo (Aunque un Rolex sería inolvidable), lo que importa es la intención y el mensaje implícito en el presente.

Sorpresas: Sabes que me encantan las sorpresas, pero a dónde se fueron? Esas entradas para ver el estreno de la película del libro del que me escuchaste hablar por días? O esa matica por nuestro aniversario que debía mantenerse viva durante el resto de la relación?  Lo inesperado, lo sorpresivo, son detalles que muestran la importancia que tiene la pareja y que una sonrisa en su rostro es suficiente estímulo como para idear una sorpresa.

Conversaciones: Esas conversaciones filosóficas o planeando nuestra vida juntos, ésas donde hablábamos de todo y quizás no hablábamos de nada, ésas en las que podíamos amanecer escuchándonos, desde las más románticas bajo un cielo estrellado, hasta las más irreverentes luego de una noche de fiesta. Las conversaciones compenetran, orientan, conectan, si la comunicación no se lleva a  cabo de forma adecuada, perdemos la visión del otro, se comienza a asumir cosas, se produce un distanciamiento.

Escapadas: Sí, quizás no dispongamos del mismo tiempo, pero una escapadita, los dos solos, a esa cabañita que nos gusta, a ese sitio que es solo nuestro, o quizás al menos una copa de vino viendo un atardecer en algún lugar diferente. Cambiar la rutina es importante, hacer cosas que nos saquen de nuestro esquema diario, ayuda a mantener la relación.

Éstas son las cosas que se extrañan a medida que el tiempo pasa, si se mantienen presentes, probablemente nuestras relaciones sean más sólidas, estemos más compenetrados con nuestras parejas y muy probablemente nos sintamos más enamorados, obviamente las dos personas que conforman las parejas son responsables de mantener la relación, es ideal que ambos estén en sintonía, sin embargo, en muchos momentos hará falta un empujoncito unilateral de estímulo.

“En vano escarba el soñador en sus viejos sueños, como si fueran ceniza en la que busca algún rescoldo para reavivar la fantasía, para recalentar con nuevo fuego su enfriado corazón y resucitar en él una vez más lo que antes había amado tanto, lo que conmovía el alma, lo que enardecía la sangre, lo que arrancaba lágrimas de los ojos y cautivaba con espléndido hechizo.”
―Fiódor Dostoyevski

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