Si no logras ver lo que vales, es probable que te unas a quien tampoco pueda verlo
Tenemos la costumbre de dar por sentado el amor propio y el autorespeto, asumiendo que cada uno de nosotros está en capacidad de ver lo que vale, e inclusive en el deber de amarse. Sin embargo, la mayoría de nosotros no sabemos a ciencia cierta amarnos a nosotros mismos, ni logramos ver nuestro propio valor.
Son pocas las personas las que se aceptan tal y como son, que no necesitan la aprobación de los demás para sentirse valiosas, que no necesitan adaptarse a algo que no les genera bienestar, pensando que eso es suficiente para ellas. Son escasas las personas que no terminan por ser su principal enemigo, en un juego en el que se tratan de convencer de que no pueden, no merecen, no se atreven o no saben.
Si nos conformamos con poco recibiremos poco, si pensamos que no encontraremos algo mejor, nos estaremos nosotros mismos colocando un techo, nos estaremos limitando y esto aplica para todo.
Si pensamos que no ganaremos más de equis monto por nuestro trabajo, que no encontraremos a alguien que nos quiera mejor, que nuestra casa es suficiente, que nos somos tan buenos para…, que no nos esforzamos lo suficiente como para que…, que no tenemos tantos atributos como para… Esos son los mensajes que recibe el universo y tan complaciente como siempre, actúa alineado con nuestros pensamientos, resultado: vida mediocre y limitada, alas cortadas, frustración, conformismo, resignación…
Hay una gran diferencia entre disfrutar la vida con poco, que pensar que merecemos poco en la vida. Porque quien disfruta de la vida con poco normalmente tiene un nivel de consciencia superior, que le permite darse cuenta de que la vida se disfruta en las cosas sencillas, que no necesitamos de nada, ni de nadie, que lo tenemos todo y que a la vez nada nos pertenece, somos visitantes y todo a nuestro alrededor, no son más que préstamos.
Por el contrario, quien se siente merecedor de poco, deja ver un problema de autoestima, de poca aceptación y evidentemente sus aspiraciones siempre serán pocas y de bajo alcance, quizás con la intención de no decepcionarse más a sí mismo en caso de aspirar un tanto más arriba y no alcanzar el objetivo.
Todo esto se proyecta y se manifiesta en la vida, por eso no es de extrañar una cantidad de parejas que se maltratan, que de irrespetan, que son infieles, que se humillan, que no se estiman y parecen ser parejas disfuncionales, pero en el fondo forman una sinergia que funciona para ellos, alguno no se valora y el otro lo siente y lo usa para aprovecharse.
Pero evidentemente al relacionarte con alguien que no se quiere a sí mismo, estás atentando en tu contra, porque nadie que no se ame es capaz de amar a otra persona. Y esto no es más que otro ejemplo de que en tu vida solo pasa: lo que tú provocas o lo que tú permites.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet