RINCÓN del TIBET

Si permaneces angustiado, ninguna respuesta vendrá a ti

angustiado

Serénate, ninguna respuesta vendrá a ti si permaneces angustiado

Muchas veces cuando presentamos alguna situación adversa, solemos preocuparnos, estar angustiados, pensar y pensar en el problema, generando más incertidumbre, impotencia, miedo o cualquier emoción negativa en nuestro ser.

Cuando estamos angustiados le permitimos a nuestra mente tomar el control de la situación, estamos limitándonos a encontrar la mejor salida para atravesar la circunstancia que nos afecta, que solo llega a nosotros a través de la calma, a través de aquietar nuestra mente y silenciarla. Debemos aprender a calmarnos, a darnos seguridad y contención a nosotros mismos.

Nadie exterior a nosotros debe tener la capacidad de proveernos de lo que solo nosotros debemos darnos, porque solo generará en nuestro ser necesidad y dependencia. Cada uno es quien debe darle a su vida paz, esto no debe depender de ningún factor externo, somos cada uno de nosotros los que debemos proveernos de calma, porque cuando esto viene de una fuente externa, no es más que una ilusión, que se quebrantará cuando no se reciba esa mano.

Solo cuando dejamos de estar angustiados, podemos calmar nuestra mente, cuando dejamos de identificarnos con nuestros pensamientos, con nuestras emociones, es cuando efectivamente vamos a poder escuchar a nuestra consciencia superior y desde allí recibiremos las indicaciones y guías necesarias para solventar cualquier adversidad, bien sea a través de su solución o de su aceptación.

Muchas veces solo es necesario aceptar una determinada situación, para que deje de afectarnos e inclusive para que siga de largo, cuando nos resistimos, nos negamos, nos peleamos, al final estamos angustiados y le estamos haciendo resistencia, lo único que debemos hacer es dejar fluir, dejar que pase y mantener nuestra mente lo más alejada posible.

La mente lo complica todo en demasía, a través del ego, a través de la necesidad de tener el control, de dominar la situación y resulta que el verdadero control lo asumimos desde nuestro yo superior, ese que tiene el conocimiento y la experiencia de nuestra experiencia completa, que se sabe unido con todo, que se sabe eterno, que nada de los que nos ocurra acá cambiará su esencia.

Así que démosle entrada a esa parte de nosotros que contiene todas las respuestas y soluciones, sin aferrarnos a lo que desde nuestra mente debería ser. Afrontemos las cosas desde el corazón y encontraremos el sustento adecuado para que las circunstancias nos afecten cada vez menos. No será desde la angustia, desde la rabia, desde la intranquilidad, desde donde podamos hallar las respuestas que necesitamos, será justo desde lo más profundo y desde donde raras veces decidimos, pero que dicha fuente está siempre disponible, solo es cuestión de permitirnos llegar a ella.

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