RINCÓN del TIBET

De desilusión en desilusión, se deja de querer…

desilusión

Se deja de querer despacio, de desilusión en desilusión… de tristeza en tristeza

Normalmente nadie cambia sus sentimientos por otra persona de la noche a la mañana, por lo general el amor se va acabando paulatinamente, en algunos más rápido que en otros, pero son las desilusiones, las decepciones, las tristezas, la pérdida de la esperanza de que ese vínculo se mantenga en el tiempo, los que hacen que el amor merme.

Evidentemente hay desilusiones tan importantes que son capaces de arrancar del corazón, de un solo golpe, todos los sentimientos positivos cultivados hasta el momento, e inclusive sustituirlos por sentimientos de resentimientos, de rabia, de odio, de dolor, de la noche a la mañana.

Mientras más amamos más expuestos estamos a la decepción, a la desilusión, esperamos tanto de una persona, confiamos tanto, que nos hacemos muchas veces vulnerables ante el quiebre total o parcial de la imagen que tenemos de esa esa persona y las expectativas de amor y cuidado que esperamos.

Ciertamente la forma más ligera en drama y exposición es no esperar nada de nadie, no pretender que las personas que amamos van a actuar como nosotros lo haríamos en sus lugares, sin embargo, es lógico apegarse a la idea de que al menos nunca actuarían de forma tal que nos perjudiquen.

Son los momentos de soledad, cuando necesitábamos de esa persona, son esos maltratos que nos hacen sentir un nudo en la garganta, son esas palabras que nos dicen que no somos prioridad, son los engaños y mentiras, son esas muestras de arrogancia o gestos humillantes, son las palabras perdidas en el aire, el desgaste de solicitar lo mismo una y otra vez… en fin, cualquiera puede completar acá su lista personal de cómo día a día sus afectos de desvanecen.

La intención juega un papel importante en las relaciones, aunque una decepción sea dolorosa para nosotros, cuando percibimos que ha sido llevada a cabo con la intención de dañarnos, duele mucho más. Normalmente cuando recibimos alguna desilusión de quienes queremos, es producto del egoísmo de la otra persona, de su falta de medición de consecuencias,  de su falta de empatía o bien de madurez y centro emocional. Normalmente no lleva la carga adicional de la premeditación para perjudicarnos.

Cuando vamos conociendo a las personas y vemos de qué son capaces y cómo establecen prioridades, si nosotros no nos vemos favorecidos en ese descubrimiento, sentiremos que nuestro afecto se debilita día a día, sin embargo, cuando vamos descubriendo y lo que vemos nos gusta más y más nos quedamos prendados a esas personas especiales con más fuerza cada vez.

El afecto debe ser valorado, no está bien colocarse la bandera de la propia felicidad para lastimar a otros, la sinceridad debe estar siempre presente, la honestidad y el respeto. Las relaciones se deben cultivar, desde lo bonito, todos tenemos defectos, todos tenemos momentos difíciles, sin embargo, si queremos una relación que se pueda sostener en el tiempo con los pilares más fuertes, donde el amor se fortalezca, debemos sembrar cada día lo mejor de nosotros.

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