¿Sabes qué es la agorafobia?
La agorafobia es uno más de los trastornos de ansiedad que puede padecer cualquier persona. Se caracteriza por el miedo descontrolado ante una situación en la cual, a quien lo padece, le resulte difícil un escape en caso de ser necesario. Se le conoce como el miedo al miedo.
Normalmente la agorafobia se presenta como una consecuencia de haber presentado una crisis de ansiedad y cualquier cosa que se asocie a ese ataque tenderá a generar angustia, con el solo hecho de imaginarla. Una vez que la persona que ha presentado una crisis de ansiedad bajo unos parámetros determinados, comenzará a evitar cualquier cuadro similar que pueda desencadenar otro ataque. Comienza a enlazar ideas, situaciones, lugares y con ello comienza a evitar enfrentarse a cualquier situación de riesgo.
Si una persona sufrió un ataque de pánico en su automóvil y está presentando síntomas de agorafobia, le costará nuevamente subirse a un vehículo, evitará el tráfico, si conduce, lo hará con desconfianza y con pensamientos de que algo terrible le puede pasar y estará alerta a las potenciales salidas a su paso, en dónde pudiese aparcar, a quién podría llamar, inclusive si cerca tendrá algún vehículo a donde pueda acudir.
Se mezclan los miedos, miedo a sufrir un ataque de pánico, miedo a morir, miedo a hacer el ridículo, miedo a no poder controlar sus necesidades fisiológicas, miedo a estrellarse, miedo a provocar un accidente y lastimar a otros, etc. Esto se puede tornar inmanejable y la persona que se enfrenta a ello puede tomar como opción no volver a manejar. Sin embargo, allí no muere el problema, porque quien padece de este trastorno fácilmente puede construir otra cadena que le haga evitar ir de copiloto, tomar el transporte público, transitar con personas conocidas o desconocidas, hasta llegar a un punto que prefiere no salir de su casa.
Son muchas las situaciones que pueden ser incómodas para quien padece de agorafobia, lugares muy abiertos, lugares muy cerrados, lugares sin acceso a sanitarios públicos, lugares con mucha gente, sin salidas de emergencia, sin fácil acceso de un equipo de rescate, esta lista puede ser interminable y cada quien la escribe a su manera, resultando para algunos que no hay sitio “seguro” o escenario en el cual puedan estar bien, tranquilos, sin esa preocupación constante que les imposibilita el disfrute de la vida de manera normal.
Ciertamente no es una condición en lo absoluto agradable y quien la padece puede sentir que cada vez va a peor la situación. Sin embargo, como cualquier trastorno de ansiedad, se puede eliminar de la vida de quien la padece, la solución está en cada quien, pero básicamente se trata de reconciliarse con la vida y confiar, en esperar siempre lo mejor, en mirar cada momento como un milagro. La ansiedad es muy desagradable, pero no visita a quienes la padecen para quedarse, solo para hacerles cambiar el rumbo.
Escucha a tu cuerpo, solo te está invitando a hacer cambios, a atender lo importante, a ser feliz y quizás lo estés malinterpretando considerando que atraviesas algo que te consume día a día, pero no es así. La decisión está en ti, la sanación está en ti, suelta toda la carga innecesaria, aprende a decir no, dedícate tiempo, mira alcanzable lo que quieres en tu vida y comienza a confiar en el proceso de la vida. Cuando te enamores nuevamente de tu vida, la ansiedad solo será un recuerdo, por no decir una enseñanza.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet