Para muchos es más sencillo reemplazar, que luchar por quien quieren
Ciertamente en la actualidad se ha fortalecido la idea de que reemplazar es mejor que cualquier esfuerzo para recuperar o reparar algo, bien sea que hablemos de cosas materiales o relaciones afectivas. Si bien estamos acá en lo que equivale a un suspiro, en donde el tiempo parece jugar en contra, también es cierto que resulta necesario darle un poco de valor a nuestras relaciones, por eso no debemos reemplazarlas ante el mínimo inconveniente.
No se trata de engancharnos en algo que no funciona, ni de tratar de justificar acciones, ni mucho menos someternos a situaciones o personas que no nos hacen bien, sino que por el contrario nos generan un importante desgaste y malestar emocional. El no reemplazar se trata de entender que algunas veces un esfuerzo de nuestra parte nos coloca en frente de los caminos que siempre hemos querido recorrer.
Todos tenemos defectos, todos podemos afectar de manera negativa a alguien en algún momento, todos podemos pasar por etapas de confusión, de depresión, de frustración o cualquier estado emocional, que nos haga comportarnos de una manera particular, donde partes oscuras sean más notorias. Pero la mayoría no tenemos malas intenciones con nosotros o son los demás, ni hacemos para afectar de forma precisa a alguien que apreciamos.
El poder entender la humanidad del otro, el ser empático, el tomar las experiencias para crecer junto a la otra persona hace que las cosas tomen un sentido más profundo, donde las adversidades, los trayectos complicados e inclusive la ausencias, pueden ser los escenarios más propicios para fortalecer una relación.
Todo va a depender de la manera en la cual se aborden las cosas, nunca debemos tener como primer opción el terminar, el reemplazar, ni mucho menos actuar como si no vamos a tener un mañana junto a quien ha mantenido una relación con nosotros.
A veces actuamos de manera impulsiva y decimos lo primero que se nos cruza por la cabeza, muchas veces pronunciando palabras que no podremos recoger jamás, que quizás nos perdonen, pero que difícilmente olviden. En otros casos es frecuente que la comunicación y las acciones no se deriven del amor, sino que por el contrario, estén influenciadas por la rabia, la impotencia, los celos, y al actuar desde allí no se puede construir nada positivo, por el contrario, debilitaremos más y más las bases de la relación y la voluntad de permanecer.
Por lo general no nos damos cuenta de que normalmente nuestros problemas presentes en las relaciones, no los resolveremos cambiando de pareja, sino generando cambios internos, que nos permitan relacionarnos de una manera diferente, así que si debemos aprender y mejorar como personas y como parejas, quizás resulte mucho más conveniente reparar las cosas, cuando sea posible, con quienes queremos, que sustituir esos afectos por otros, y quizás vernos en la posición luego de un tiempo determinado.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet