RINCÓN del TIBET

Para estar guindando, es preferible caer

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Para estar guindando, es preferible caer

Algunas veces sentimos que estamos guindando por las incertidumbre en nuestras vidas, podemos estar en alguna situación en donde vemos nuestra estabilidad, o algún aspecto de ella, comprometida, lo que nos puede generar muchas emociones, frustración, rabia, miedo, desgaste… pero de seguro raras veces alguna que podamos considerar un motor para afianzarnos.

La sensación de duda, de estar guindando, nos hace no querer aportar mucho más de nuestros recursos por miedo a perderlos. Un ejemplo aplicable a este tipo de circunstancias son las relaciones continuamente amenazadas por la separación o la ruptura. Cuando el conato de separación se hace constante, llega un momento que solo se está esperando que se materialice y consciente o inconscientemente se tira la toalla, junto con todas las esperanzas de tomar un rumbo diferente.

Puede ser inclusive que esa separación se alargue en el tiempo, puede ser que ni siquiera llegue a materializarse, pero los estragos que genera el totalmente son totalmente nocivos para la relación. Se manifiestan los pocos recursos y la poca disposición que se tiene para manejar diferencias, siendo siempre la primera opción el echar todo por la borda.

Acá los esfuerzos se ven subestimados, las energías se ven perdidas y no quedan muchas intenciones de hacer las cosas de una manera diferente, ya que de manera habitual, la respuesta por defecto ante la primera entrada que difiera de lo que se desea será la separación.

Las parejas que por lo general aplican este método, son aquellas compuestas por personas inmaduras emocionalmente, o por lo menos en alguna de las dos partes predomina este comportamiento, mientras que quizás del otro lado haya un tanto más de contención y posiblemente el soporte para no haber deshecho la relación con anterioridad.

Lo cierto es que una relación que se desenvuelve en una constante amenaza de culminación, no es una pareja sana, no es una pareja que sepa hacer uso de sus recursos, ni que sepa manejar herramientas que le permitan buscar alternativas efectivas para la resolución de sus diferencias.

Puede existir inclusive mucho amor, pero quizás otras cosas estén pesando más que el amor, sobre todo la poca valoración de la relación y lo que en realidad se quiere construir a futuro. Cuando la incertidumbre y la sensación de estar guindando se siembra en alguno de los corazones, se necesita mucha dedicación para revertir esa inseguridad, dedicación que probablemente sea un traje que no se adapte a quien ha sembrado la duda, no porque no quiera, sino porque no sabe cómo hacerlo.

Para estar guindando, bien sea en un trabajo, en una relación amorosa, en cualquier cosa que mida nuestro desempeño, muchas veces es preferible dejarse caer y con una visión más clara y sin la angustia que genera la incertidumbre recomenzar y trabajar por lo que se quiere.

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