RINCÓN del TIBET

Nunca te pedí que te quedaras, por el temor de que te fueras

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Nunca te pedí que te quedaras, por el simple temor de que te fueras…

¿Cuántas veces en la vida nos hemos tragado de alguna manera aquello que sentimos y no pudimos pedir?, no importa cual sea el sentimiento o la emoción, innumerables veces en la vida, el escenario no resulta como lo pensamos, o mejor aún, no somos tan atrevidos como pensamos, tan osados, resultamos más bien atemorizados ante ciertas posibles consecuencias, entre ellas la separación o la pérdida.

El éxito es amar la vida y atreverse a vivirla. Maya Angelou

 

Amamos, con la firme y fiel intención de que todo funcione, cuidamos los mínimos detalles y nos limitamos a actuar dentro de cierto espacio, que no absorba o controle, pero esto no es siempre así, por lo general amamos libremente la primera vez, aprendemos de la experiencia y solemos tornarnos un tanto más controladores y desconfiados, hasta que finalmente, tras una y otra vez, nos damos cuenta que apresar no es querer y que no hay manera de amar queriendo cambiar a nadie.

Ocurre que estos espacios que recorremos en la vida y especialmente en nuestras relaciones, nos llevan a pensar, que en tanto menos presionemos, más oportunidades tenemos de que aquello que tanto deseamos ocurra, entre esos deseos se encuentra el no perder de nuestro lado a la persona que amamos.

Generalmente vamos de un extremo a otro en base a este temor a la ruptura, a la separación y a la soledad, en principio somos posesivos, para luego ser los más permisivos, tratamos a toda costa de ocasionar que esa persona que nos acompaña y nos complace gratamente, no se vaya de nuestro lado, incluso llegamos a pensar que el hecho de pedirle que se quede a nuestro lado, solo ocasionará un efecto contrario y simplemente se irá ante semejante propuesta.

Solo aquellos que arriesgan ir demasiado lejos pueden encontrar lo lejos que pueden llegar. T. S. Eliot.

 

Lamentablemente, no podemos prever ni una cosa ni la otra, puede ser que el pedir aquello que sentimos y nos embarga en un momento determinado, no cause el efecto que esperábamos, pudiera ocurrir que ocurra lo contrario y en lugar de atraer simplemente alejemos, pero algo si es seguro, si no decimos lo que sentimos y deseamos, jamás sabremos que pudo haber ocurrido, quizás la otra persona permanezca eternamente esperando esa sugerencia nuestra de que permanezca a nuestro lado, de que se quede…una y mil veces, el caso es que esto solo lo sabremos si lo enfrentamos.

Que la consecuencia sea la contraria, aunque no lo parezca también puede resultar beneficioso, pues si realmente esa persona no desea permanecer a nuestro lado, no de la manera que deseamos y en el nivel de compromiso que esperamos, entonces lo mejor es que siga su camino y continuar ambos en la búsqueda de aquello que nos complemente, o sencillamente podemos aceptar su negativa y vivir con ello, pero no vivir en una ilusión, temor o engaño ante lo que pueda suceder.

La fortuna esta al lado de quien se atreve. Virgilio

 

Ante más claridad tengas en tu vida, mayores serán las probabilidades de percibir las oportunidades, habla con sensatez, puedes pedir con honestidad y especialmente plasmando en cada palabra ese sentimiento que deseas trasmitir, las cosas no dichas suelen tener un peso enorme en nuestra alma…no elijas llevar ese peso.

Si es amor lo que sientes, entonces atrévete a pedirle que se quede, si lo hace será una maravilla cumplida y si sólo escoge irse, entonces agradece el tiempo que aún te queda por vivir y encontrar.

 

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