No vale la pena poner en pausa tu vida, por quien bien sabes vive la suya sin ti
Muchas veces lo que sentimos por alguien es tan fuerte que decidimos colocar nuestra vida en pausa cuando esa persona por un motivo u otro deja de estar presente. Pareciese que dejáramos de vivir hasta nuevo aviso, esperando quizás que la situación se revierta y nuevamente podamos estar junto a esa persona especial, esperando que con el paso del tiempo, borremos a esa persona de nuestra mente o bien, esperando al menos generar al menos una pequeña pausa en la vida de esa otra persona.
Nadie merece que nuestra vida quede suspendida, nadie merece que alguien deje de vivir ante su ausencia y mucho menos quien adopta esa decisión como reacción a un momento doloroso. Todos hemos atravesado por duelos, hemos vivido la despedida de alguien, la partida temporal o para siempre de afectos y ciertamente todos necesitamos un tiempo para recuperarnos, para recoger nuestros pedazos y reinventarnos de ser necesarios, esto está bien, es sano, es normal.
Lo que no está bien es colocarnos en pausa y no colaborar con nuestro proceso de sanación y negarnos a continuar con nuestras vidas, porque podemos caer mil veces, pero lo que realmente importará será que nos levantemos una vez más.
La vida estará siempre llena de momentos que amemos y otros que nos dolerán, tenemos la posibilidad de decidir hacer de cada momento bueno o malo una lección, aprender a ver las cosas importantes y aceptar las señales. Quizás en un momento temprano no logramos entender el porqué de algunas cosas, pero seguramente más adelante lo haremos, el tiempo es especialista en darnos esas respuestas que deseamos con antelación.
Es vital entender que mientras esas respuestas llegan, debemos retomar la vida de la mejor manera, con la sonrisa más amplia, con el corazón, inclusive en recuperación abierto para recibir amor y listo para darlo. Nada resulta tan sanador como el amar, como el sentirse amado y puede ser que ese haya sido el origen de algún dolor, pero si lo vemos con los cristales correctos, entenderemos que eso es parte de la vida. Si amamos, si nos quebramos, si caemos, si soñamos y nos estrellamos, todo es parte de un todo inseparable y cada experiencia nos prepara para la siguiente.
Agradece las herramientas, agradece los recursos, honra a quien dedicó una parte sí en un momento de su vida y acepta que los capítulos se cierran y eso hace el libro de la vida interesante. Entiende cada experiencia como una manifestación de estar vivo, de estar aprendiendo, de estar llenando tu corazón de recuerdos, conserva los que te nutran y desecha con rapidez los que te lastimen. Solo tú decides que albergar, solo tú decides cómo vivir tu vida, pero te resultará útil recordar que no vale la pena pausar tu vida por nada, ni por nadie.
Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet