RINCÓN del TIBET

No te quedes esperando por alguien que no sabe lo que quiere

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No te quedes esperando por alguien que no sabe lo que quiere

Todos podemos pasar por etapas en las cuales no tenemos muy claro qué es lo que queremos, esto es válido y hasta normal, sin embargo, no resulta muy válido y mucho menos justo el pretender que otros se queden y pausen sus vidas esperando mientras nosotros organizamos nortes, prioridades, decisiones y sentimientos.

Todos tenemos oportunidades continuamente, algunas las tomamos y otras las dejamos pasar. El sujetar la oportunidad y colgarla en algún sitio para que esté disponible en el momento que nosotros queramos, sin ningún tipo de garantía ni siquiera de que ese momento llegará, resulta un tanto egoísta de nuestra parte. Más sabiendo que mientras nosotros no nos decidimos, esa oportunidad podría estar dedicada a otras cosas.

No abusemos de los sentimientos de los demás, si nos arriesgamos a perder a alguien, es porque no nos importa lo suficiente y esto ya debería ser una premisa para dejar ir, para no hacer que se quede de manera netamente egoísta.

Si estamos del otro lado, no es sano que nos quedemos esperando por nada, ni por nadie, nosotros debemos seguir adelante y si en algún momento nos cruzamos nuevamente en el camino con aquello que dejamos atrás, podemos reconsiderar compartir el trayecto. Pero nunca debe ser opción ver nuestra corta vida pasar esperando que otro decida si nos quiere en la suya o si nos dejará atrás.

Por lo general las personas que no saben lo que quieren, son experimentadores de oficio, nada los llena, nada los satisface, están constantemente encontrando peros, encontrando excusas para cambiar el rumbo, aunque no sepan a donde van, solo saben que no quieren continuar por donde iban. A este tipo de personas hay que tratarlas y relacionarse con ellas con precaución, porque normalmente terminan haciendo daño.

Por lo general lastiman sin tener la mala intención, detrás de su inmadurez, de su poca capacidad de asumir compromisos y de su miedo a tomar decisiones incorrectas. Terminan por dañar a los que confían en ellas, a quienes las quieren en sus vidas. Por lo general estas personas en algún momento miran hacia atrás y se dan cuenta de todo lo bueno que ha dejado pasar y que no pueden recuperar.

Pero no es lo mismo, cuando por voluntad propia, nos quedemos y nos sentamos a esperar porque alguien nos elija y un día despertemos mirando todo el tiempo y las oportunidades que perdimos, dejando nuestra felicidad y nuestra vida en manos que no son las nuestras.

Así que sigue con tu vida, no importa lo que pase, tú sigue caminando, la vida no nos espera, el tiempo corre y no hay marcha atrás. Si vas a esperar por algo o por alguien, que sea en movimiento, sin perderte de nada, sin cerrarte a oportunidades. El movimiento siempre hará que le des una nueva perspectiva a las cosas, que la veas desde diferentes ángulos, y muchas veces lo que ocurre es que lo que te importaba mucho, lo terminas viendo como irrelevante o complementario. Mientras que quizás en el proceso otras cosas, otras personas han tomado lugares prioritarios.

No te quedes por nada, ni por nadie, nadie que te quiere bien pretenderá que suspendas tu vida por esperarle y tú jamás debes tomar esa decisión por alguien. Ámate y valora tu vida y lo que más te conviene te encontrará.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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