No sentirse culpable no es lo mismo a no tomar responsabilidad
La culpa y la responsabilidad pueden ser en algunos contextos tomadas como sinónimos, sin embargo cuando hablamos de nuestro pasado, evaluamos nuestras acciones y nos damos cuenta de que hemos cometido errores o que pudimos haber hecho las cosas de una manera diferente, podemos tomar responsabilidad de nuestros actos y decisiones, sin que esto represente que carguemos a cuesta un sentimiento de culpa.
La culpa es como el lado negativo de la responsabilidad, nos carcome y nos estanca, mientras que si asumimos sin culpas nuestras acciones, estamos reconociendo en primera instancia nuestras fallas, lo cual abre un proceso de crecimiento, estamos aceptando lo que ocurrió y nuestra participación en ello y podemos estar alertos a tomar cualquier acción, en caso de que sea posible, para resarcir algún daño generado.
Vivir con culpa nos hace sentir inseguros de lo que haremos de allí en adelante, marcará nuestras acciones y nos limitará en gran medida. Quien padece de culpas por lo general tiene miedo a cometer acciones similares que puedan dar resultados que no fueron de su agrado. Quien vive con miedo está sometido a su ego, no encuentra paz, no encuentra seguridad en sí mismo y difícilmente logra avanzar.
Tenemos que aprender a perdonarnos, que no tiene nada que ver con evadir responsabilidades o hacernos los locos, o peor, que es lo más frecuente, responsabilizar a otros… Tenemos que perdonar y aceptar que cada día somos diferentes, que nuestras acciones de ayer no corresponden necesariamente con lo que haríamos hoy en día, que hacemos lo mejor que podemos con los recursos que tenemos y que como a todos nos ha tocado en algún momento asumir que algo no lo hemos llevado a cabo de la mejor manera.
Y allí se encuentra lo más interesante de la vida, en hacer las cosas y no tener certeza de cómo van a resultar, si no sería muy sencillo y poco atractivo… Todo es un riesgo, grande o pequeño, el que piensa que no arriesga nada y que por ello no perderá nada… pues perderá la posibilidad de aprender, de crecer, de conocer, de expandirse, la vida es un continuo cambio y debemos saber adaptarnos a ellos, cambiar nosotros también, evolucionar y nada que pese más en nuestro vuelo que una mochila cargada de culpas, miedos y perdones no otorgados.