RINCÓN del TIBET

No permitas que tus heridas te conviertan en quien no eres

no permitas

No permitas que las experiencias negativas te transformen. Aquellas que  han generado dolor normalmente son las que mayor efecto generan en ti. Está en ti el guiar ese proceso de transformación para que nos favorezca y no termine por convertirnos en quienes no somos.

No permitas que el dolor despierte en nosotros algunas de estas necesidades

Necesidad de vengarnos:

La venganza nos lastimará desde que la planeamos, hasta luego de ejecutarla, nos hará sentirnos iguales o peores a aquello que nos hizo daño. No permitas que la venganza envenene tu alma.

Necesidad de hacerle a otros lo que nos hicieron:

No necesariamente a quien nos lastimó, sino a quien se tropiece con nosotros, algo así como para drenar lo que hemos sufrido haciendo sufrir a otros, triste error.  No permitas que el dolor te haga una persona que le hace daño a los demas.

Necesidad de hacernos fuertes:

Fuertes somos, si no, no podríamos afrontar todo lo que nos ocurre, debemos trabajar en desarrollar la sabiduría, más que la fuerza, que será la que realmente nos permita dar pasos firmes, sin quebrarnos en el camino.

Necesidad de protegernos:

De nada sirve colocarnos una armadura, porque así como evitaremos que las espadas nos alcancen, seremos inalcanzables al afecto, a los detalles, al amor… Además solemos montarnos la armadura luego de tan poco tiempo de haber resultado heridos, que hacemos que las heridas perduren y se tarden mucho más en cicatrizar.

Necesidad de aislarnos:

Meternos en una cueva tampoco es la salida. No podemos generalizar a las personas, ni las experiencias. Pudimos haber resultado lastimados, pero eso no quiere decir que será igual la próxima vez. De hecho si nos convencemos de lo contrario, ya tendremos la mitad del camino recorrido. No permitas que el tiempo pase y te quede completamente solos.

“Es una locura odiar a todas la rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó” El Principito.

De todas las mencionadas, la que menos nos perjudica es la de hacernos fuertes, sin embargo, debemos ver qué estamos entendiendo de ello. La vida no se suaviza si nos hacemos más fuertes, prepararnos para la guerra, solo nos predispone a un enfrentamiento.

Identifica al ego detrás de cada necesidad

Las otras necesidades que podemos querer satisfacer corresponden también a repuestas básicas del ego, que buscará la manera de no volver a sentirse lastimado, especialmente por las acciones de los otros, pero que paradójicamente atraerá más y más situaciones que le fortalezcan las creencias de que era necesario acercarse a ser alguien que en principio sentíamos que no se identificaba con nuestra esencia.

Cada uno tiene la capacidad de discernir, dentro de su juicio de valores qué es lo que se supone que está bien o mal. Quizás acá radica el problema, quizás acá es donde debemos trabajar y entender que cada cosa que hemos vivido ha sido una creación  nuestra. Así que si vamos a pasar una factura, solo terminaremos pagando nosotros mismos.

Pero esto normalmente no lo vemos, creemos que algo o alguien nos ha atacado y eso amerita algunos ajustes… Pero difícilmente vemos que los ajustes que hay que realizar deben estar dirigidos a cambiar la manera en la cual vemos las cosas, a vibrar de otra manera, a crear diferente… Eso es lo que realmente nos va a beneficiar.

Dejemos de perder energías y tiempo haciéndole caso al dramático ego y tallando una versión de nosotros distorsionada, que solo nos aleja de quienes somos realmente. Vamos a salir de acá con algunas cicatrices, las heridas serán prácticamente inevitables, pero que ellas no te impidan sacar el mayor provecho a esta experiencia, son parte de la vida. Asegurémonos de llegar a ser nuestra real mejor versión sin influencias de la mente, sino con la guía del corazón.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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