RINCÓN del TIBET

No le des el corazón a quien solo busca la piel

No le des el corazón a quien solo busca la piel

Todos somos libres de elegir el tipo de relación sentimental a través de la cual nos vinculamos a otra persona, podemos decidir desde amores platónicos, hasta amores de vida y lo importante será siempre que ese tipo de relación no nos afecte de forma negativa, sino que más bien genere en nosotros al menos bienestar.

El gusto, la química, esa atracción inicial que se da en la mayoría de las relaciones caracteriza una fase cargada de muchas emociones, ilusiones, hormonas, noches de desvelo e incluso eternas conversaciones nocturnas… Es una etapa muy interesante y muy gratificante, de ella podemos fácilmente iniciar una relación física y/o una relación en donde otro tipo de sentimientos más fuertes entren en acción.

Hasta acá todo marcha a la perfección, el problema radica cuando ocurre nos enamoramos sin ningún tipo de correspondencia. Cuando nos involucramos sentimentalmente con alguien que solo se ha quedado en la parte carnal de la relación, se puede vivir momentos muy desagradables y hacer un verdadero tormento debido a la frustración, a la necesidad de pasar a otra fase o sencillamente a nuestro ego herido que no acepta que las cosas no tomen el rumbo que nos gustaría.

Es cierto que el enamoramiento puede no ocurrir de forma simultanea entre dos personas, que inclusive quienes han estado reacios al amor se les ve luego como “castigados” por su lengua, siendo parte de una relación con altos niveles de compromiso. Pero más cierto aún es que preferimos establecer una relación en donde medianamente se entienda hacia dónde puede o no ir una relación, que si el rumbo se desvía no sea precisamente por la falta de disposición.

La mayor cobardía de un hombre es despertar el amor de una mujer

sin tener la intención de amarla. ― Bob Marley

 

Hay señales que hablan a distancia, que nos dicen en rojo y de forma bien iluminada cuando una persona está con nosotros solo por una relación física y que no tiene la menor intención de incrementar energías invertidas en ese vínculo como para sentir de forma diferente.

En estos casos debemos decidir en función a lo que queramos vivir, no son malas las relaciones carnales, que no pasan a mucho más de allí, pero si lo que quieres es amar a alguien, entregarle tu corazón a otra persona, retrocede y date cuenta de que el escenario solo será uno: terminarás con el corazón hecho pedazos y solo tú tendrás responsabilidad en el caso por haberte saltado las señales y de forma impetuosa obviar el sentido común que dice claramente: No te enamores de quien no tiene intenciones de corresponderte.

 

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