RINCÓN del TIBET

Ningún factor justifica la violencia

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Ningún factor justifica la violencia

La violencia en cualquiera de sus formas es la peor elección al momento de gestionar nuestras emociones y nada la justifica. Una persona agresiva por lo general tiende a rodearse de personas con el mismo perfil o bien con el perfil de víctimas y dependiendo del caso los resultados a las reacciones violentas pueden ir desde una herida emocional causada por algún grito, ofensa o humillación llegando a cuadros que comprometan en gran medida la integridad física, poniendo en peligro la vida misma.

La violencia es algo que se percibe con relativa facilidad, una persona con naturaleza agresiva difícilmente puede ocultarla por un tiempo sostenido. Así que resulta conveniente estar alertas ante las diferentes muestras de agresividad que puede mostrar una persona.

La violencia siempre va en crecimiento y nada la justifica, es normal ver la evolución de las reacciones agresivas, lo cual tiene ventajas y desventajas, de las que podemos resaltar:

Ventaja: Podemos tomar medidas a tiempo en cuanto al manejo de la agresividad, de cualquiera de los lados en los que nos encontremos, podemos determinar qué tipo de actitudes lastiman, maltratan y qué podemos hacer para evitarlas o rectificarlas.

Desventaja: El incremento en la hostilidad puede ser tan paulatino que no resulte sencillo darnos cuenta de cómo se va incrementando el maltrato, sencillamente nos acostumbramos y entramos en una peligrosa curva que tiende a incrementarse poco a poco.

El momento en el cual la persona que es víctima de un maltratador concientice que está siendo agredida, llegará más temprano que tarde y la peor alternativa será la inacción. La violencia no está justificada, por lo general no surge de manera unilateral, pero sin duda hay muchos casos en donde predomina la sumisión. Ningún estímulo debe justificar la violencia, especialmente la física, por el peligro inminente que conlleva.

Por lo general la violencia se manifiesta sobre la parte más vulnerable, sobre quien no está en posición de defenderse ante una agresión en condiciones similares, bien sea por diferencias físicas o cualquier tipo de condición. Por lo general el agresor manifiesta su cobardía al saberse en una posición de ventaja ante su indefensa víctima.

Una persona recurrentemente agredida tiende a perder su capacidad de discernir, no solo puede estar lastimada físicamente, sino que su mente se vuelve débil. El miedo, la vergüenza, la rabia, el desconcierto, hacen a las víctimas del maltrato permanecer en situaciones en donde su integridad peligra y muchas veces no se sienten capaces de salir por sus propios medios de esa situación, sin contar con la gran cantidad de casos en lo que las víctimas se sienten merecedoras del trato que reciben y no son capaces de aspirar a nada mejor.

El amor propio es frágil, más cuando la tendencia es a atraer situaciones que victimizan a la persona, es por ello que el apoyo externo puede resultar una pieza clave en la ayuda a quien está siendo sostenidamente maltratado. Los juicios y las críticas, no colaboran, quien desee ayudar debe solidarizarse, ser empático y aportar en soluciones prácticas y oportunas, incluso la mejor ayuda puede ser buscar un especialista en la materia.

Tratemos de encontrar siempre las mejores maneras para relacionarnos, pensemos que día a día estamos construyendo nuestros vínculos y sus bases, mientras lo hagamos desde el respeto propio y hacia el otro, será mucho más complicado encontrarnos envueltos en situaciones lamentables.

Evitemos las provocaciones, tratemos al otro como nos gustaría que nos trataran, desde el respeto, desde el afecto, desde la construcción, si yo ofendo, agredo, humillo, menosprecio, será más difícil esperar y menos exigir un trato diferente.

No importa el género al que se pertenezca, porque aun cuando normalmente quienes son más propensas a ser maltratadas son las mujeres, pues cada día se incrementan más las cifras de casos de maltrato hacia los hombres por parte de las mujeres, lo cual evidentemente tampoco está justificado.

Si estás en un cuadro de maltrato busca ayuda, coméntalo con las personas que pienses que te pueden ayudar, no sientas vergüenza, en ninguno de los casos, todos podemos ser mejores personas, todos podemos aprender a establecer límites, todos merecemos una vida sin violencia, sin importar lo que haya ocurrido antes. Siempre es posible comenzar de nuevo y qué conveniente que esto ocurra alimentando nuestro bienestar y potenciando lo positivo en nuestras vidas.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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