Nadie te querrá tanto como quien vio lo peor de ti y aun así se quedó
Transitamos por la vida mostrándonos de formas determinadas, algunas veces nuestra forma de ser coincide con lo que los demás esperan de nosotros, otras veces ni siquiera coincide con lo que nos hace sentir cómodos. Atravesamos situaciones y nos sentimos de algunas maneras particulares que hacen aflorar y potenciar en nosotros ese lado oscuro, que muchas veces nos negamos a aceptar, ese lado que puede hacer huir a quienes tenemos cerca e incluso tienen fuertes sentimientos hacia nosotros.
Ciertamente sería bastante cómodo filtrar las peores conducta en el otro, recibir solo aquello que nos saca sonrisas, apartarnos cuando no nos gusta lo que vemos y quizás volver cuando lo que nos agrada se ha potenciado. Pero no funciona así, cada persona tiene virtudes y defectos, tiene cosas que enamoran y cosas que hieren, que lastiman, que desesperan o sencillamente no agradan.
Quien está lo suficientemente consciente de que nadie es perfecto, que todos tendremos que aceptar que la persona con la cual nos relacionamos tiene defectos, igual que nosotros, que tiene cambios, que puede dispersarse incluso de aquello que en un principio cautivó, está en mayor capacidad de entender, de aceptar, de ayudar inclusive a canalizar ese lado negativo, sin pretender cambiarlo, sin criticarlo, solo tratando de que la misma persona tome consciencia de sus actitudes y sus consecuencias y desde su reconocimiento, decida mejorar.
Debemos respetar a quienes nos rodean, mucho más a las personas que amamos, es ante ellas donde somos más susceptibles a lo que no nos gusta, quisiéramos a veces que encajaran en un molde y que todo fuese perfecto, como lo esperamos, como consideramos que es mejor. Pero debemos darnos cuenta de que todos estamos en un proceso personal de crecimiento y de evolución y que todos debemos aprender a conservar nuestras relaciones a pesar de nuestras diferencias, a pesar de manifestar aquello que no resulta agradable.
Obviamente hay lados oscuros en algunas personas que nos perjudican de forma particular, hay situaciones que no pueden ser toleradas o negociadas, en cuyos casos por preservación, puede ser conveniente marcar distancia y si existe el amor, buscar las maneras de ayudar desde un sitio donde no empeore la situación y no resultemos perjudicados.
Quien nos ama, puede ayudarnos, justo desde el amor, a sacar lo mejor de nosotros, puede tomarse el tiempo y la dedicación para conocernos y saber cómo hacernos ver aquello que aceptando y transmutando nos puede hacer mejores personas… Pero siempre son estas personas las más afectadas tanto con lo positivo que le ofrecemos como lo negativo, que es lo peor de nosotros.
Así que si tienes en tu vida quien te ama de forma incondicional, a pesar de conocer lo peor de ti, que sabe tus defectos, que conoce tus peores reacciones, que es capaz de abrazarte cuando no quieres estar ni siquiera contigo mismo, que te inspira a ser mejor… No lo pierdas. Siempre tenemos motivaciones para hacer mejores versiones de nosotros mismos. Ciertamente no debemos vernos forzados a cambiar por nadie, pero sí podemos tomarlos como fuente de inspiración, para hacerle sus espacios más cómodos, para que en su balanza siempre lo positivo pese más… Qué sentido tendría el amor de no poder contribuir de manera positiva en la vida de quienes amamos y sobre todo que nos aman.