RINCÓN del TIBET

Miedos con los que nos enfrentamos las madre

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Si para algo hay que ser valientes en este mundo es para ser madre, sin embargo, hay miedos con los que se van a enfrentar por la incertidumbre. Desde el mismo momento de la concepción la vida se transforma de manera radical y cada madre que comienza a formar una vida dentro de ella, reconoce la gran responsabilidad que está asumiendo. Sin importar las condiciones, un hijo trae consigo uno de los mayores retos de la vida y ese reto viene acompañado de diversos miedos que presentaremos a continuación.

Los miedos con los que nos enfrentamos las madres

Miedo a no ser una buena madre:

Sin duda en este primer miedo van encerrados muchos otros. Básicamente nos invade la angustia por no saber utilizar nuestros recursos de la manera más apropiada y que nuestros errores puedan representar un alto costo en la vida de nuestros hijos.

Miedo a no tener un hijo sano o que enferme:

Todos deseamos un hijo sano, más que cualquier otra cosa, el presentarse una enfermedad representa un incremento en el desafío de ser padres. Debemos contar con diferentes recursos adicionales y redistribuir las prioridades, incluso hacer grandes sacrificios para llevar adelante la situación, lo cual sin duda, puede representar un gran miedo.

Miedo a no saber establecer límites:

La disciplina es un tema muy importante, sabemos que debemos ofrecerle a los hijos una indicación clara de las líneas que no deben ser cruzadas, por su mayor bien, sin caer en autoritarismos, ni libertinajes. Nuestra crianza puede ser un punto de partida, pero a veces no deseamos repetir algún patrón, lo cual resulta conveniente si sentimos que podemos hacerlo mejor que lo que lo hicieron nuestros padres.

Miedo a dejar huérfano a nuestro hijo:

El miedo a morir y generar ese vacío y dolor en nuestro hijo es frecuente. Sabemos que nuestro amor es insustituible y siempre querremos compartir la mayor cantidad de tiempo con nuestros hijos, ofreciéndoles nuestros más profundos sentimientos, acompañados de apoyo, de soporte que como padres consideramos insustituibles.

Miedo a exponer a nuestro hijo a personas peligrosas:

El simple hecho de delegar alguna función, alistarlo en un colegio, contratar a alguien que nos ayude en casa o si estamos separados del padre, relacionarnos afectivamente con una pareja puede dar tanto miedo que nos impida o dificulte tomar algunas decisiones.

Miedo a que nuestros hijos no sean felices:

El que nuestros hijos sean felices es quizás nuestro más grande deseo, incluso le podemos dar mayor peso a la felicidad de ellos que a la nuestra.

Miedo a que a nuestro hijo le pase cualquier cosa que le dañe:

En términos generales, algunas madres desearíamos envolver a nuestros hijos en una burbuja, que lo mantenga alejado de cualquier mal, pero que a su vez, no lo limite, ni le robe experiencias, ni lo distancie de la realidad.

En resumen, traer un niño al mundo, es un reto que asumimos todas las madres más allá de todos los miedos con lo que vengan, con nuestros aciertos y desaciertos. Vamos aprendiendo esta hermosa labor de cuidar, acompañar y amar a nuestros hijos, a medida que le damos las herramientas que consideramos necesarias para su desarrollo.

Es normal tener miedos con la vida de nuestro hijo, pero mientras más silenciemos esa mente que nos amenaza constantemente con que algo no saldrá bien y escuchemos nuestro corazón de madre, que siempre sabe qué hacer, iremos siempre por buen camino.

No estás sola, hay muchas madres compartiendo los mismos miedos con los que tu te enfrentas y dando al igual que tu lo mejor que tienen en su rol de madre.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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