Me encantan las personas que te quieren como eres y no esperan cambiarte
En esta vida encontramos a lo largo de su trayectoria las personas que tienen sus cualidades y defectos, es natural que compaginemos con algunas de ellas, que nos sintamos afines y que decidamos que formen parte de nuestra vida.
Lamentablemente también lo hacemos con las personas con las cuales no tenemos tanta simpatía, dejamos que ocupen algunos lugares creo que por necesidad de complicarnos la existencia, probablemente con fines didácticos, pero que de una u otra forma también las hacemos parte de nuestras vidas.
Considerando lo anterior, muchas veces queremos que las personas que interactúan con nosotros cambien, para que llenen nuestras expectativas, para que satisfagan nuestras creencias, para que se desenvuelvan como nosotros creemos que es la manera correcta, sin embargo, dejamos de lado que cada quien es como quiere ser, que esto depende de cosas totalmente racionales como su genética, su crianza, la sociedad en la que se formó o donde se desenvuelve y de cosas realmente subjetivas como heridas emocionales, traumas del pasado, espiritualidad y nivel de consciencia.
Y no se trata solo de que cada quien elige lo que quiere ser, se trata principalmente de poder ver más allá y querer a las personas que no cumplen todos nuestros requerimiento, una forma desligada a nuestras necesidades, apreciar las diferentes maneras que existen para resolver situaciones, aceptar que no hay una única posibilidad, que son infinitas las formas de ser y no tienen que ser mejores o peores, solo corresponden a otro ser distinto a nosotros y si decidimos que esa persona forme parte de nuestra vida debemos respetar y dentro del respeto se encuentra dejar ser y crecer a esa persona.
Cuando pensamos que alguien podría hacer las cosas mejor, que alguien podría mejorar algo de su personalidad, que alguien está haciendo una mala inversión de sus recursos, estamos cometiendo algunos errores, estamos emitiendo un juicio, estamos siendo arrogantes pensando que nuestra manera resultaría mejor y en caso de interferir, estaríamos irrespetando el derecho de ser de cada quien.
Siempre habrá muchas cosas en las personas que quisiéramos cambiar para sentirnos nosotros más cómodos y un tanto menos egoísta para que la otra persona esté más feliz u obtenga algún beneficio de ese cambio, pero cada quien está en su propio proceso personal de crecimiento y cada quien tiene una manera de ver las cosas y una necesidad y derecho de expresarse tal cual es y en definitiva todos hacen lo mejor que pueden en un momento determinado con los recursos que tienen.
Así que resulta prudente y hasta de sabios querer a las personas que nos rodean desde la empatía, la tolerancia y el respeto. En caso de que sientas la necesidad de interferir o cambiar a alguien, sustituye esa necesidad de cambio en el otro por una necesidad de revisión de ese aspecto particular en ti… Las personas que cambian la hacen desde su propia convicción, no son generados por los demás, solo se consigue en estos casos la colocación de una fachada.