RINCÓN del TIBET

Las verdades a medias, también son mentiras

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Las verdades a medias, también son mentiras

La verdad es un tema tan delicado, como relativo, en ella existe un componente subjetivo que puede dejar verdades a medias, por lo que no nos permite aseverar nada de manera absoluta. Sin embargo, dentro de todos los factores podemos diferenciar una verdad, de una mentira.

La honestidad y la sinceridad, no son valores tan frecuentes como podríamos asumir, la necesidad de defender y cuidar los intereses propios y algunas veces de terceros, puede hacer que entre todas las opciones, la gente decante por una mentira o por una verdad a medias.

Descubrir una mentira puede representar el inicio del quiebre de una relación, ya que ello viene acompañado de una ruptura de la confianza y todo lo dicho por quién ha sido descubierto es cubierto por la duda, cada palabra, cada mirada se cuestiona, se asocia a la mentira y mientras más fría haya sido la persona al no inmutarse al momento de mentir, más difícil resultará recuperar la confianza en ese vínculo afectado.

Muchas personas dicen verdades a medias o mienten sin necesidad, algunas tienen una severa necesidad de ser aceptados, por lo que consideran que deben proyectar algo que no son, o bien administrar la verdad con la finalidad de resultar de cualquier manera beneficiado.

Si bien es cierto que no es necesario decirlo todo y desde allí evitarnos el riesgo de mentir, también es cierto que todo debe partir de no generar acciones que nos pongan en la tentación de mentir, actuar bien, de manera alineada con los principios, de esta manera nos sentiremos libres de expresarnos, de decir nuestras verdades, sin considerar que nos puedan afectar de manera negativa.

Las verdades a medias, los silencios, la tergiversación de la información, son formas de mentiras, que pueden llevar a las personas que las utilizan a argumentarse con: “yo nunca dije eso”, pero no se trata solo de lo que se dice, se trata de lo que se calla, de la intención oculta en los silencios o en las palabras pronunciadas, allí radica el engaño.

Las mentiras solo podrían justificarse si tratamos de proteger de manera real a alguien, cuando preservamos una imagen, cuando cuidamos la salud emocional y por lo general esto se da cuando existen más personas involucradas, no cuando nosotros podemos ser los causantes de algún sufrimiento potencial, porque en este caso, el mal está hecho y solo podemos corregir errores, tomar acciones para aliviar penas o bien generar un dolor transitorio a través de la verdad y evitar dolores prolongados a través de la mentira.

Que la honestidad prevalezca en tus relaciones y sobre todo las mejores intenciones hacia quienes son importantes para ti y viceversa.

Por: Sara Espejo – Rincón del Tibet

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